Cierra una de las calles más visitadas de la capital de China, donde extranjeros y locales son recibidos con escorpiones incrustados vivos en finos palos de madera, preparados para asar a la plancha y ser devorados por los clientes más osados.
La falta de higiene en el almacenamiento de la comida o en la gestión de la basura, que se suele acumular en medio de la calle, además de las quejas por el ruido, han sido el detonante para que las autoridades hayan decidido poner fin a estos comercios situados en el centro, a escasos metros de Wangfujing, una de las avenidas doradas de Pekín, repleta de tiendas de lujo.
En cuestión de una semana, los turistas ya no podrán comer en Pekín un brocheta de escorpiones, de gusanos o de otra rica variedad de insectos, pues el famoso mercado «de los bichos» de la capital cierra tras 32 años.
El antiguo mercado nocturno de Donghuamen, una estrecha calle de 300 metros de olor a «tofu maloliente» y casi siempre abarrotada, cerrará el 24 de junio.