"Quien sea que ingrese por el gran portón de entrada del palacio Apostólico de Castel Gandolfo accede a un mundo de pura belleza", asegura el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci.
"Cuando uno se encuentra en la terraza, no solo ve el lago azul debajo, sino también las montañas del otro lado, cubiertas de bosques que permanecen intactos y vírgenes...
Y al caminar por las habitaciones del departamento apostólico, uno puede escuchar el murmullo de la historia".
El papa Francisco no ha utilizado nunca la residencia veraniega, por ello tomó la decisión hace dos años de abrir algunos de sus espacios públicos, pero ahora, se podrá también acceder a las habitaciones más privadas, las del apartamento papal.
Las autoridades abrieron las puertas del palacio de a poco. Lo primero fue el sector al aire libre, de 55 hectáreas dentro de la propiedad, pero ahora, se les permitirá a los visitantes ingresar en los aposentos privados del pontífice.
No se sabe si en el futuro los próximos papas optarán por volver a usar Castel Gandolfo, pero, por ahora, la decisión de Francisco de no aparecer por estos pagos ofrece una oportunidad inédita para los visitantes.
El Vaticano adquirió esta propiedad en 1596 y 30 años más tarde, el papa Urbano VIII construyó una nueva ala y se convirtió en la residencia papal de verano.
Castel Gandolfo se ubica en la región del Lacio, a unos 18 kilómetros al sureste de Roma. El Vaticano decidió abrir las puertas del palacio al público en general todos los días menos los domingos, y la entrada tiene un costo de 10 euros. Está orillas del lago Albano, y cerca de 30 jefes de la Iglesia desde Urbano VIII, han utilizado este palacio para tomarse un descanso.