En Gijón, hermosa ciudad asturiana, instalaron en 1970 en uno de los extremos de la playa de San Lorenzo, una estatua del cántabro Ramón Muriedas, a la que popularmente se bautizó como ‘la muyerona’ y también como ‘la loca’.
Es uno de las esculturas más características de la ciudad, con un fuerte sentido simbólico
Muriedas intentó plasmar en ella el sufrimiento de tantas asturianas y gijonesas que vieron como sus hijos debían partir en busca de una vida mejor. Situada en el Paseo del Rinconín, la Madre mira al mar, hacia el que estira degarradoramente una de sus manos.
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Efectivamente, estaba loca tal como lo dice el nombre con el que la llaman. Loca de pena.
La escultura de Muriendas, que mira al mar desgarrada con un brazo en alto, es el Monumento a la Madre del Emigrante
Gracias a Eugenio Wilfredo Gonzalez Gutierrez, un enamorado de Gijón, por tan maravillosas fotos.
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