Bussana Vecchia es una ciudad de Italia de un poco más de 1.000 años de edad, ubicada cerca de San Remo (Provincia de Imperia, región de Liguria). En el año de 1887, el poblado fue asolado por un terremoto severo lo que provocó que fuera abandonada totalmente por quienes la habitaban entonces, convirtiéndola en un pueblo desértico y deshabitado durante muchos años.
Pero que a pesar de todos los viejos infortunios por los que había pasado y de los nuevos temores que están siempre presentes, Bussana se resistió firmemente a caer en el olvido y en lugar de convertirse en una ciudad fantasma poco a poco se fue repoblando y hoy es una villa muy particular.
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El terremoto de 1887 no solo es conocido por haber destruido la ciudad de Bussana sino que además es famoso porque fue el primer movimiento de tierra registrado por un verdadero sismógrafo. Como la mayoría de los edificios fueron severamente dañados, el antiguo pueblo fue abandonado y declarado inseguro y las autoridades de aquella época decidieron reconstruir el pueblo cuesta abajo, en un sitio llamado Bussana Nuova (Nueva Bussana).
En 1947, en medio de los tremendos padeceres de la posguerra, los inmigrantes del sur de Italia comenzaron a ocupar ilegalmente la ciudad fantasma, buscando refugio y alimentos con los que paliar el hambre. Esta ocupación fue seguida por drásticos y violentos desalojos forzados por la policía italiana ocurridos a principios y mediados de la década de 1950.
Para evitar que la gente vuelva a concurrir, las autoridades ordenaron la destrucción de todos los primeros tramos de las escaleras que iban desde la planta baja de las viviendas hasta el primer piso y asimismo la demolición de los techos de cada edificio.
Sin embargo, a principios de 1960, un grupo de artistas, autodenominado la “Comunidad Internacional de Artistas” decidió trasladarse a Bussana Vecchia. Su idea era probar que eran capaces de vivir de una manera simple y mantenerse a sí mismos gracias a su trabajo artístico. Si bien no había electricidad, agua corriente o saneamiento, la nueva comunidad de habitantes comenzó a asentarse y a trabajar en la restauración del pueblo. Eran en su mayoría artistas hippie procedentes de toda Europa (italianos, austríacos, ingleses, franceses, daneses, alemanes y suecos).
Con los años la comunidad fue creciendo desde el pequeño núcleo original a una población de alrededor de veinte a treinta personas por 1968. Cambiaron su nombre por el de “Villa Internacional de los Artistas” y a pesar de la confrontación periódica con las autoridades (la última orden de desalojo fue emitida en 1997, cuando todos los edificios fueron declarados propiedad del Gobierno italiano), sus miembros siguen viviendo allí, abocados a sus trabajos, a la organización de eventos artísticos y a la venta de sus artesanías.
