La Asociación Civil Jockey Club fue intimada hace algunos días a aceptar mujeres entre sus socios. Sucedió tras una inspección liderada por la Inspección General de Justicia (IGJ), que los obliga a respetar las reglas de diversidad de género. Según una investigación del diario Perfil, se descubrieron algunos de los secretos de esta histórica institución.
El Club se fundó el 15 de abril de 1882 por el expresidente Carlos Pellegrini, inspirado en los clubes ingleses que reunían a los hombres más representativos de las actividades económicas y políticas del país. Entre otras cosas, este tipo de clubes no aceptaban mujeres como socias. Actualmente, esta tradición sigue vigente y, según un viejo socio, no hay exclusión directa en el estatuto, pero jamás vio una propuesta para invitar a una mujer.
Aquellos que son familiares de los fundadores pueden ingresar por parentesco y pagan una cuota mínima para pertenecer al club. Sino, hay que pagar una cuota de admisión de $4 millones. El solicitante debe estar recomendado por un socio patrocinante y debe ser aceptado por cinco socios que lo avalen.
Pasado este paso, la solicitud se publicita en una pizarra para que el resto de los socios puedan objetar el ingreso a la Comisión de ética. Este organismo se encarga de las cuestiones morales del Club y de la famosa “bolilla negra”. Hoy hay seis mil socios, de los cuales un 40% son vitalicios que votan. Estos, según la fuente de Perfil, son los que prefieren mantener las tradiciones del club. En otras palabras, los machistas.
Rol de la mujer en el Jockey Club
Ahora bien, las mujeres que asisten al club son invitadas de los socios. Por filiación, obtienen un carnet y pueden realizar ciertas actividades. En la sede social de Alvear las mujeres tienen permitido ingresar solamente a los salones comedor con un hombre socio de compañía.
Para pintar el panorama, la estructura del club está diseñada exclusivamente para hombres. Deambulan por el área de la pileta, se sientan a leer el diario y usan el sauna sin inhibición, o ropa, alguna. La edad media de los socios es de 65 años. Todo un espectáculo.
Aunque sea contradictorio, sin embargo, algunos salones requieren el uso obligatorio de traje, corbata y zapatos. No se permiten los jeans o zapatillas excepto si se trata del salón de televisión, donde se acepta la vestimenta sport.
Para muchos socios, la paridad de género no es una cuestión de machismo, sino de mantener las tradiciones. Y eso, según la fuente de Perfil, es una virtud. Muchos también apelan a su derecho a elegir quién será su socio.
El histórico club carece del prestigio que tuvo a sus comienzos. Por no haber pagado el ABL durante la pandemia, hoy enfrenta una deuda de $480 millones. La asamblea de socios llegó a un acuerdo con el Municipio de San Isidro para obtener una rebaja del 60% de la deuda a cambio de ceder sus terrenos para el uso de la comuna por 25 años. La mayor fuente de ingreso del club son los recitales, los outlets y los alquileres de restaurantes.
Qué dijo la Justicia
La IGJ le dio un plazo de 30 días al club para que integre la misma cantidad de hombres y mujeres en los órganos de conducción. Asimismo, las autoridades del club están obligadas a impedir cualquier acción que impida la afiliación de mujeres.
El organismo de la Justicia dijo: “El Jockey Club consolidó a lo largo de su historia, determinados patrones socioculturales que funcionaron —y aún funcionan—, como mecanismo implícito de restricción de acceso de las mujeres al órgano de gobierno de la entidad, así como una valla para acceder a la información necesaria que les permita solicitar su inclusión en la categoría de socias activas, en iguales condiciones que los hombres”.
Por lo pronto, los directivos no emitieron un comunicado al respecto, pero van a evaluar sus opciones y estudiar la legalidad de la intimación.
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