Soñamos y armamos las vacaciones con mucha dedicación, planeando con pasión lo que queremos conocer. Para no perdernos nada, leemos guías de turismo para encontrar lugares mundialmente conocidos, de esos que hace falta visitar al menos una vez en la vida.
Sin embargo, puede suceder que al llegar al lugar, te decepciones un poquito y pienses si en verdad valió la pena hacer tantos kilómetros de más para ese "imprescindible". En general sucede que las multitudes no te permiten acercarte, que los precios son carísimos, o, también, que el lugar o monumento no era tan deslumbrante como lo describían.
¿Lugares imprescindibles?
Para evitarte sorpresas desagradables, Holidu, el buscador de alquileres vacacionales, analizó algunas de las atracciones turísticas más populares a nivel mundial.
¿Qué sorpresas te esperan al llegar? ¿Existen alternativas menos conocidas en los alrededores que merecen más la pena visitar? ¿Hay alguna manera de disfrutar de estos imanes de turistas sin decepcionarse?
1. Plaza de San Marcos, Venecia, Italia
Si no te molestan la atracciones llenas de turistas y estás dispuesto a pagar diez euros por una taza de café, la Plaza de San Marcos es tu destino ideal. La enorme plaza con el Palacio Ducal, la torre del reloj y la Basílica de San Marcos, es todo un regalo para la vista, el problema es que te toca compartirlo con demasiadas personas.
Si pretendés disfrutar de las vistas de la plaza con tranquilidad y encontrar precios razonables, debés saber que no lo lograrás.
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Consejo: Venecia y la Plaza de San Marcos forman parte de lista de lugares que hay que ver una vez en la vida, y con razón. Sin embargo, merece la pena tomar ciertas precauciones, como visitarla en temporada baja. Para disfrutar de una visita lo más tranquila posible, es preferible acudir a la plaza por la mañana, bien temprano. Cuando empiece a llenarse demasiado, es mejor salir de allí para visitar en su lugar algunas de las pequeñas y encantadoras callejuelas de Venecia repletas de tiendas y patios escondidos, o acercarse a ver las pintorescas islas de Murano y Burano.
2. Uffizi, Florencia, Italia.
La "Galeria degli Uffizi" es, sin duda, uno de los museos más prestigiosos y visitados del mundo entero y ofrece a los visitantes un fascinante viaje por la historia del arte. Es ahí donde reside la decepción para muchos turistas, que lo visitan porque figura como imprescindible en las guías de viaje, a pesar de no tener ningún interés real en asistir a una lección magistral de arte.
Una de las reseñas de Google proclama: "Si eres un apasionado del arte, te encantará el museo. Si eres una persona normal, disfruta el resto de Florencia y ahórrate todo el estrés innecesario".
Consejo: para los amantes del arte es una visita obligada, pero merece la pena ser precavido y comprar la entrada con anticipación para evitarte pasar horas enteras haciendo cola.
Florencia en sí misma es un museo al aire libre. Si caminás por la ciudad con los ojos abiertos y prestás atención a los numerosos detalles, podrás disfrutar del arte y de la cultura local de forma gratuita.
3. Place du Tertre, Montmartre, Francia
Bienvenido a la "Place du Tertre" en el hermoso distrito parisino de Montmartre. ¿Te interesa que te hagan una caricatura sin tu permiso mientras deambulás por la plaza y te obligan a prácticamente pagar por ella? Filas y filas de artistas uno al lado del otro y todos atentos como predadores detrás de los turistas.
Consejo: Sacré Coeur, cerca de la "Place du Tertre", sin duda merece la pena una visita. Aunque sea sólo por las vistas desde la explanada, que hacen que tu corazón lata más rápido. Pero ¿la "Place du Tertre" en sí misma? No la borres de la lista pero pasá rápido y recorré las callesitas de los alrededores.
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4. Westminster Abbey, Londres, Reino Unido.
La Abadía de Westminster es, per se, una decepción, ya que las fotografías están estrictamente prohibidas en la iglesia, la entrada cuesta unos 25 euros por adulto y se agregan, como en todos los "imprescindibles", multitudes aplastantes y largos tiempos de espera.
Si sos un fanático de la literatura inglesa o de la realeza británica, merece la pena, sin embargo, lidiar con los inconvenientes, ya que aquí están, entre otras, las tumbas de Charles Dickens y Rudyard Kipling.
Consejo: Si te decidís a descubrir la Abadía de Westminster, te proponemos una manera de visitarla sin gastar dinero: espera hasta las 5 de la tarde entre semana (excepto los miércoles) o hasta las 3 durante los fines de semana, que es cuando se celebra el Evensong (merece la pena ser puntual).
Durante esta celebración el coro de la iglesia canta durante una hora para los visitantes, y es completamente gratis. Aunque bajo estas circunstancias no es posible pasear libremente por la iglesia y observar cada detalle, ya que debes permanecer sentado en un banco durante el concierto, sí que puedes admirar la impresionante arquitectura mientras disfrutas de una experiencia absolutamente inolvidable.
5. Acantilados de Moher, Condado de Clare, Irlanda
"Masas de turistas que se empujan los unos a los otros a lo largo de la escarpada costa. El complejo turístico diseñado para multitudes y hordas de autocares logra arruinar cualquier paisaje". Eso afirma una de las reseñas Google.
Los acantilados en la costa oeste de Irlanda son muy populares y reconocidamente fotogénicos, pero no siempre resultan fáciles de explorar debido a la afluencia de visitantes y al inestable clima, después de todo, se trata de Irlanda. En teoría, debés caminar sobre un sendero pavimentado que transcurre a lo largo de la costa y está prohibido salirse de él. En la práctica, muchos se saltan esta prohibición, así que te va a costar hacerte una foto que no incluya gente.
Consejo: en lugar de unirte a la horda de turistas que recorren el sendero designado y que realmente no permiten disfrutar de los imponentes acantilados, te recomendamos emprender la caminata desde Hag's Head hasta el Centro de Visitantes.
El camino está parcialmente sin pavimentar y es necesario caminar con cierta precaución, pero si esto no te echa para atrás, podés caminar kilómetros enteros a lo largo de los acantilados y tomar fotos de los alrededores en paz a solo unos kilómetros del abarrotado centro de visitantes "Acantilados de Moher". Así también te ahorras aparcar en el Centro de Visitantes, que no es precisamente barato.
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6. Blarney Stone, Blarney, Irlanda
La legendaria "Piedra de Blarney" se encuentra en el exterior del Castillo de Blarney. Según la tradición local, a quien besa la piedra se le concede el don de la elocuencia.
Para besar la piedra te toca hacer cola durante horas, hacer frente a una subida vertiginosa y, finalmente, con la ayuda de un vigilante de seguridad, realizar un ejercicio acrobático: es necesario hacer una especie de puente agarrando unas barras metálicas. Por supuesto, al hacerlo te toman una foto, que puedes comprar como recuerdo. El proceso de besar la piedra es mágico, divertido y asqueroso a partes iguales. No hay que olvidar que cientos de visitantes besan la "Piedra de Blarney" todos los días y regalan a los siguientes su saliva.
Consejo: los visitantes del Castillo de Blarney pagan un precio considerable por la entrada únicamente para besar la piedra, pero es un proceso que no es para todos y decididamente no es higiénico.
Aunque los jardines y los paseos alrededor del castillo de Blarney están muy bien cuidados, Irlanda tiene muchos castillos que son un poco más baratos y bastante menos concurridos.
7. Castillo de Praga, Praga, República Checa.
El Castillo de Praga domina la capital de la República Checa y despierta la curiosidad de todo viajero que visita la ciudad, ya que no hay esquina en la urbe desde donde no se lo atisbe. En determinadas épocas del año y momentos del día es posible disfrutar del ambiente sin grandes aglomeraciones.
Hay diferentes modalidades de entrada que incluyen acceso a diferentes atracciones. Los visitantes deben saber de antemano qué lugares les gustaría visitar y verificar exactamente qué museos o edificios vienen incluídos en cada entrada.
Si no lo sabías antes de llegar, te puedes llevar una desagradable sorpresa, sobretodo en el caso de los fanáticos de Kafka, ansiosos por ver el Golden Lane, donde solía vivir. Esta atracción no está incluida en todas las modalidades de entrada y puede suponer costes adicionales.
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Consejo: si no sos un fanático de la época medieval o no te apasiona la historia en general, podés prescindir de la visita al castillo sin remordimientos para evitarte el disgusto y acabar pagando más de lo que realmente debes.
De todas maneras, si lo que buscás es disfrutar de unas vistas fantásticas de Praga, podés subir a la colina Letná, que además tiene un parque precioso. Desde aquí tienes una vista panorámica del casco antiguo de Praga y del castillo sin gastarte nada.
8. Isla Mainau, Lago Constanza, Alemania
Mainau, también conocida como la isla de las flores, es uno de esos imanes turísticos a los que las multitudes acuden cada temporada, dispuestos a pagar una fortuna por la entrada.
Las reseñas de Google a menudo afirman que el esplendor de las flores es sencillamente impresionante y que el precio de la entrada está justificado. Pero debés saber que, al menos durante la primavera, los precios para visitar la isla de Mainau se disparan alcanzando los 21,50 euros por adulto. La época del año de la floración no parece influir necesariamente el precio, porque en marzo, la isla no presenta realmente el mismo aspecto que unas semanas más tarde.
Consejo: el peor momento para visitar la isla de Mainau es al comienzo de la temporada alta. Si deseas evitar las multitudes del verano y visitar la isla en temporada baja, es mejor ir inmediatamente antes del cambio de precio. Y si lo hacés, tené en cuenta que en esta época del año las flores aún no están completamente en flor.
Sin embargo, si deseás ver el magnífico mar de flores en todo su esplendor y estás dispuesto a hacer un desembolso significativo por la entrada, deberías viajar a la isla de Mainau en temporada alta.
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