Los turistas que pasean por Venecia se cansan de sacar fotos a los gondoleros, que con su tradicional habilidad llevan sus embarcaciones por los canales mientras van desgranando explicaciones históricas o costumbristas.
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Lo que pocos saben es el carácter machista de este gremio, que en 900 años de historia permitió, recién ahora, que una mujer pueda estar al mando de una góndola.
La primera mujer gondolera
Se trata, según ha informado el propio Ayuntamiento de Venecia en un comunicado, de Giorgia Boscolo, de 24 años y madre de dos hijos, quien se ha sometido esta semana a las últimas pruebas para convertirse en gondolera, título que han obtenido otras 21 personas, todas hombres.
"Pretendo disfrutar de esta profesión hasta el final, sin que me falte nada, desde el servicio de embarcaciones del transporte público veneciano al más clásico tour con los turistas"
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Pero desde que Boscolo se sumó al gremio, no hubo más mujeres que hayan podido acceder a conducir una embarcación por los canales.
Resistencia machista
Vencer el muro de resistencias machistas no fue fácil. “Es un trabajo para hombres”, “es necesaria mucha fuerza física y resistencia”, “que haya una mujer nos pone en una situación incómoda”, dijeron los gondoleros a los medios italianos cuando se conoció la llegada de Boscolo.
Pero esta gondolera realiza su trabajo sin problemas físicos de importancia, y tampoco percibe que los turistas la discriminen a la hora de contratar los servicios
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El presidente del gremio de gondoleros, Aldo Reato, dijo a The Guardian que algunas mujeres se han apuntado a las pruebas siguiendo la estela de Boscolo, pero que fallaron en los exámenes. “No es fácil ser gondolero, especialmente si tienen que cuidar de niños pequeños”, dijo al medio británico.
Un mundo con muchas tradiciones
Este mundo de conductores náuticos abunda en tradiciones. Una es que el oficio se traspasa de padres a hijos, y eso es lo que hizo Boscolo, la hija de Dante que durante 40 años paseó a turistas por Venecia.
Algunas mujeres se anotaron para ser gondoleras pero fallaron en los exámenes.
Durante seis meses Boscolo estuvo a prueba dominando la embarcación, impulsándola desde el fondo de fango y aprendiendo a girarla en ajustados ángulos, así como a dominarla en las aguas del Gran Canal cuando pasa un vaporetto o una lancha a toda velocidad.
Seis meses de pruebas
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Pero saber conducir no es todo: los aspirantes a gondoleros (sólo 40 al año) deben hablar fluido inglés y algún otro idioma, tener conocimientos de historia, arquitectura, gastronomía y costumbres, y saber cuándo opinar o cuándo callar la boca para no interrumpir un momento romántico. Lejos del tópico, a nadie se le pide que sepa cantar.
El primer gondolero transgénero
Hace diez años Alex Hai ganó una demanda para ser admitido en la actividad. Su caso estaba salpicado de perjuicios machistas, porque Hai fue el primer gondolero transgénero de la historia.
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A Hai no le interesa la lucha feminista, “sólo me interesa hacer el trabajo que me apasiona”, dijo. En cuatro oportunidades fue rechazado en los exámenes, y tras la victoria judicial, ejerce como gondolero privado para una cadena de hoteles.
Cambios con cuentagotas
Las góndolas surgieron en 1094 y lejos de los tiempos de oro -en el siglo XVI había 10.000 embarcaciones en la ciudad- las 425 unidades que persisten gracias al turismo aceptan los cambios con cuentagotas.
Paradójicamente, los escasos habitantes de Venecia los ven como los representantes de las tradiciones frente a los cambios y la masificación turística.