De China a Rusia pasando por Mongolia, recorriendo parajes que no podrás olvidar, escenario de multitud de películas, el Transiberiano destila magia y deja huella en quien la vive.
El ferrocarril Transiberiano, una red ferroviaria que une el Lejano Oriente Ruso, Mongolia, China y Corea del Norte, que se construyó para solventar la falta de comunicaciones entre Rusia y las otras regiones y hoy es una fuente de trabajo para miles de rusos, ya cumplió 100 años.
Viajar en este tren, sin ninguna duda te transportará al pasado durante 7 días, tiempo que tarda en hacer el recorrido. La ruta principal tiene una extensión de 9.600 kilómetros y a lo largo del viaje se van cambiando las locomotoras. Las composiciones tienen más de 500 metros de coches de pasajeros.
En esta travesía el visitante puede disfrutar de un almuerzo estilo mongol en un Ger tradicional.
Podrá nadar en las cristalinas aguas del lago Baikal, visitar Vladivostok, sede de la flota rusa del Pacífico, Moscú, Kazan, Ekaterimburgo, Novosibirsk, Lago Baikal, Ulan Ude, Ulan Bator y Vladivostok.
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Hay dos clases de asientos: blando y duro. Los dos asientos se convierten en camas para dormir por la noche.
Una curiosidad es que el menú del vagón restaurante tiene hasta 18 páginas y que durante el viaje se atraviesan siete husos horarios distintos.