Viajar y practicar deporte se han convertido en una dupla imbatible para quienes buscan experiencias auténticas. Desde recorrer senderos de montaña hasta descubrir ciudades a través de maratones locales o pedalear por rutas costeras, el turismo deportivo invita a conocer destinos de una manera diferente: con el cuerpo en movimiento, la adrenalina a flor de piel y la recompensa de paisajes que solo se descubren al ritmo del esfuerzo.