Tiene toda la magia de un castillo y las comodidades de un hotel de lujo. Desde lo alto de la montaña parece vigilar el sereno transcurrir de Lucerna, una de las más bellas ciudades suizas.
El Chateau Gutsch, construido en 1888 es un hotel diferente, ante todo por su extraordinaria ubicación y las impresionantes vistas a la ciudad, su río, sus icónicos puentes de madera y el gran Lago de los Cuatro Cantones.
Aun cuando la estadía seguramente no será suficiente para obtener todos los ángulos posibles de fotografías desde semejante enclave, no es por cierto ese el único atractivo del lugar.
El interior y sus recovecos hacen al huésped sentirse verdaderamente dentro de un castillo.
Tanto el restaurant como el bar merecen ser explorados.
Un denso bosque espera además, a pocos metros, para largas caminatas.
El acceso al Hotel es otra de sus peculiaridades muy interesantes. Se puede llegar en automóvil o taxi pero también se sube por medio de un curioso funicular (llamado Gutsch Bahn, en español "tren de Gutsch") que asciende en pocos minutos desde la ciudad. Hasta allí se puede llegar en varias de las líneas de buses que parten de la estación de trenes o caminando algo más de un kilómetro desde el mismo lugar, paseo recomendable pues, en buena parte de su extensión, transita a la orilla del río Reuss y junto a los puentes de madera de Kapellbrücke y Spreuerbrücke.
Desde ya el lugar es una visita indispensable para quien viaje a Lucerna, se aloje o no en el hotel. El acceso es gratuito pues incluso el funicular está incluido en el pase gratis (Passepartout) para todos los medios de transporte que el turista recibe por el solo hecho de hospedarse en la ciudad.