Después de presentar su candidatura en noviembre de 2013, la ciudad de Estocolmo, capital de Suecia, dio un paso atrás y dejó libre su lugar en la disputa de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022. ¿La razón? La correcta asignación del dinero público en prioridades más urgentes que un evento deportivo.
El consejo municipal calculó los gastos que los Juegos generaría a la ciudad versus las ganancias y llegó a la conclusión de que el proyecto de organización de las Olimpíadas de Invierno sería demasiado alto, y concluyó que no tendría ningún sentido malgastar el dinero público en algo así.
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Quizás, en otros países, el uso de dinero de los contribuyentes para celebrar grandes eventos deportivos no es ningún problema. Pero en Suecia es diferente. “No puedo recomendar a la Asamblea Municipal dar prioridad a la realización de un evento olímpico si tenemos otras necesidades de la ciudad, como la construcción de más viviendas”, remarcó el alcalde Sten Nordin.
En conferencia de prensa, el Alcalde de Estocolmo anunció que el dinero que se tenía preparado para organizar el evento se destinará a la construcción de viviendas sociales de calidad y así garantizar un derecho básico a la ciudadanía.
La decisión del concejo municipal de Estocolmo llegó en medio de una burbuja inmobiliaria que afecta a la ciudad.
De esta manera dejaron muy claro cuáles son sus prioridades como gobierno y cuál es la manera más efectiva de invertir el dinero público, cosa que pocos políticos están dispuestos a hacer porque privilegian las medidas más populares, que los ayudan con los votos a la hora de las urnas.
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