
Viajar a San Marino es como visitar una parte más de Italia pero sin serlo de forma oficial. Está rodeado de territorio italiano y es un microestado de apenas 32.000 personas.
Viajar a San Marino es ir en busca de moda. En su viaje el turista verá como el país no ofrece productos o souvenirs típicos más allá de cerámica pintada pero sí una importante gama de tiendas de ropas outlet que llama la atención de sus visitantes, que suelen incluso ir a ella solo para realizar compras.
Sabores con alma italiana
La gastronomía de San Marino es, como era de esperarse, profundamente italiana. Platos a base de pasta, quesos y verduras dominan la escena. Entre las especialidades locales destacan los nidi di rondine, una pasta horneada rellena de jamón, ternera, queso y salsa de tomate, y las populares piedinas, similares al pan de pita, elaboradas con mozzarella y servidas con diferentes rellenos.
En el terreno de los postres, no hay que perderse la torta tre monti, una delicia de capas de obleas y crema de chocolate, y el cacciatello, un dulce tradicional hecho con miel, huevo y azúcar, de textura similar al flan. Todo esto se puede acompañar con los vinos locales, ya que San Marino también produce sus propias etiquetas reconocidas.
San Marino es tierra de fortalezas medievales

San Marino no solo ofrece compras y buena comida. Su historia se respira en cada rincón, especialmente al subir al Monte Titano. Allí se alzan sus tres torres medievales, emblemas del país.
La Primera Torre, conocida como Guaita, es la más antigua y una de las más fotogénicas. Más arriba, la Torre Cesta se eleva en el punto más alto del monte, ofreciendo vistas panorámicas espectaculares de los valles circundantes.
En invierno, cuando la nieve cubre los tejados y fortalezas, San Marino se transforma en un verdadero escenario de cuento, con un ambiente que parece detenido en el tiempo.


Tradición e identidad
A pesar de estar completamente rodeado por Italia, San Marino ha sabido mantener su independencia durante siglos, conservando su propio gobierno, sistema económico y alma republicana.
Caminar por sus calles empedradas es sumergirse en un mundo de historia, artesanía y tradición. Los escaparates repletos de cerámica pintada a mano, espadas decorativas y vinos locales invitan a detenerse y llevarse un pedazo de San Marino a casa.

