Manhattan es muy vertical, pero no es tan fácil contemplar buenas vistas panorámicas desde lo más alto. Podrías elegir dar una vuelta en helicóptero pero resulta bastante caro.
Mucho más asequible es subir a las azoteas de un hotel o restaurante de moda, o pagar un ticket para el ascensor de alguno de sus más famosos rascacielos, el del Empire State, el del Rockefeller Center, o el que reemplazó a las torres gemelas, el One World Trade Center, el rascacielo insignia de Nueva York.
Terrazas de Nueva York
Pero si buscás sentarte después un recorrido sin descanso como obliga NY, y tomar un trago con una vista maravillosa, no dejes de mirar este listado de terrazas que armamos:
Jardín colgante - 230 FIFTH
Esta elegante azotea presume de tener una de las mejores vistas de todo Nueva York. Está en la Quinta Avenida y la calle 27 y permite contemplar el Empire State de cerca y otros rascacielos del Midtown Manhattan.
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Es un bar enorme, en plan jardín, que abre todo el año: está climatizado parcialmente para aguantar los días más fríos del invierno, e incluso se puede pedir a los camareros un albornoz para abrigarse.
La entrada es gratuita, pero los cócteles no son precisamente baratos. 230 Fifth abre de 4 de la tarde a 4 de la madrugada
Te recordará la película Sleepless in Seattle o Sintonía de Amor, en la que Meg Ryan está tomando algo con su novio en este bar y de pronto se ilumina un corazón en el Empire y ella abandona al novio y va al encuentro de Tom Hanks que en el Empire la espera.
Le Bain en Hotel THE STANDARD
Azotea del hotel The Standard, en el Meatpacking District de Nueva York.
Uno de los bares de azotea de moda, en lo alto del hotel The Standard (calle 14 con la 8th Av.), en el distrito Meatpacking, justo encima del High Line.
Terrazas cubiertas de césped, un jacuzzi gigante en medio de la pista de baile y gente escuchando a los mejores DJs del mundo.
La piscina, el césped y la crepería solo se disfrutan en Le Bain durante el verano, pero el resto del año se pueden contemplar igualmente unas impresionantes vistas del río Hudson y de Nueva Jersey.
El cuarto de baño tiene también unas vistas espectaculares y vale la pena visitarlo.
Sobre Times Square - SKY ROOM
Terraza del Sky Room, en las plantas 33 y 34 del Fairfield Inn & Suites Times Square.
Sky Room es el bar en azotea más alto de Nueva York, situado en la planta 33 y 34 de un edificio de Times Square (40th Av, entre la 8th y la 9th Av.), con unas vistas espectaculares del Midtown, en Manhattan. Tiene una zona lounge, discoteca y dos increíbles terrazas.
Está abierto todo el día y durante la noche se convierte en una pista de baile.
Salón de Ning - HOTEL PENÍNSULA
Por lo que cuesta un cóctel (nada menos que 23 dólares), podrás disfrutar de un entorno inspirado en el Shangai de la década de 1930 y también de una vista estupenda.
Está en la azotea del Península Hotel (700 Fith Av, esquina 55th St.).
The Iris and B. Cantor Roof Garden en el Metropolitan
Más que un bar, es un puesto de comida y bebidas, pero el Cantor Roof Garden es uno de las mejores azoteas de Manhattan, abierta de abril a octubre.
En ella se exponen temporalmente esculturas de artistas actuales del siglo XX, aunque su mayor atractivo son las vistas de la ciudad. Además, como el Museo Metropolitano de Arte está en Central Park (1000 Fifth Av., esquina 82nd St.), el jardín de la terraza ofrece las mejores vistas de los parques más famosos de Nueva York y también de algunos de los magníficos jardines privados que hay en otras azoteas.
View Lounge en Hotel Marriot Marquis
Es el único restaurante y bar giratorio de Nueva York, en el piso 48 del Marriott Marquis de Times Square (1535 Broadway, entre 45th St. Y 46st Street). Hace años había también una pista de baile, pero incluso sin ella, la vista sigue siendo espectacular.
Terrace 5 - MoMA
Todos los restaurantes del Museum of Modern Art tienen una gran fama, pero si conseguís llegar hasta el último piso del MoMA (11 West 53 rd St, entre Fifth Av y Sixth Avenue), la recompensa será esta cafetería de temporada preciosa y relativamente tranquila.
Hay que pagar la entrada al museo, pero, por la vista y la carta, vale la pena.