Al norte de Italia entre Venecia y Milán, a sólo media hora de Verona, existe un lago llamado Garda que es el lago más grande de Italia. Agua fresca y cristalina, montañas escarpadas que crecen justo encima del lago, pueblecitos increíbles, viñedos y casas rurales.
Muchos viajeros llegan a Garda, sabiendo que Sirmione es imperdible y sin duda lo es. Pero el Lago di Garda es mucho más que Sirmione, hay otros pueblos no tan turísticos, pero mucho más auténticos que merece la pena visitar.
La zona norte del lago, es menos visitada, a pesar de que los paisajes sin duda son más espectaculares, ya que las montañas son más escarpadas y suben 400 metros sobre el lago. Los pueblos tienen casas de colores y el agua del lago queda encerrada entre las montañas.
Garda es un paraíso para descansar
Sus dos orillas son bien distintas: la orilla izquierda perteneciente a la provincia de Brescia, es la de altas pendientes, y la otra a la derecha, la de la provincia de Verona, caracterizada por poseer rocas y precipicios.
Se encuentra en el centro de un nudo crucial, entre Verona, Mantua, Trento y Brescia, por lo tanto es fácilmente accesible a través de las diversas infraestructuras que la rodean, como la autostrada A4, con salidas a Desenzano, Sirmione y Peschiera del Garda y el tren Milano-Verona-Venezia, con estaciones en Desenzano y Peschiera.
La zona también ofrece los aeropuertos de Verona Villafranca y Brescia Montichiari, además del aeropuerto de Malpensa en Milán.