En los primeros años del siglo 20, el rápido desarrollo del suroeste de los Estados Unidos estaba creando una gran demanda de electricidad y agua. Al mismo tiempo, una serie de inundaciones catastróficas dejó en claro que el río Colorado necesitaba ser represado y controlado.
En 1922, el Servicio de Recuperación de Estados Unidos estableció que el Cañón Negro era el lugar ideal para una construir una represa. Habían elegido inicialmente Boulder Canyon (pero por desgracia se encuentra en una línea de falla sísmica), lo que dio al proyecto su primer nombre, presa de Boulder.
El Congreso autorizó el proyecto en 1928; la construcción se inició en 1931, bajo la dirección de un consorcio llamado Six Companies Incorporated.
La Gran Depresión estaba en su apogeo, y decenas de miles de trabajadores esperanzados acudieron al sitio de la represa con sus familias, acamparon en el sitio con temperaturas que llegaron a los 45 grados centígrados. En su apogeo, el proyecto empleó a 5.251 personas.
El 30 de septiembre de 1935, el presidente Franklin D. Roosevelt se hizo presente en la represa y tuvo lugar la ceremonia de inauguración formal. Un año después, la planta de energía hidroeléctrica fue finalmente activada, y pudo generar el suministro de electricidad a varias ciudades en California, Nevada y Arizona.
Finalmente en 1947 se renombró a la presa Hoover, que para ese entonces era la estructura artificial más grande del mundo, y creó el lago Mead, el embalse más grande de Estados Unidos.