La montaña más alta de Japón, el monte Fuji de 3776 metros es el orgullo de los japoneses. Tiene un aire místico que lo hace único en el mundo.
Una mezcla de relatos antiguos y el perfil nevado rodeado de nubes durante todo el año, lo convierten en un centro de espiritualidad que transmite serenidad y paz
De cualquier manera, pese a la belleza que lo rodea y a la paz que transmite, no hay que olvidar que el monte Fuji es un volcán activo y aunque no ha entrado en erupción desde el 17 de diciembre de 1707, el riesgo de activación está latente.
A 1.450 metros, el punto donde antiguamente se dejaban los caballos para continuar a pie, dos monos de piedra guardan un torii, el pórtico que separa el mundo real del mundo espiritual. La elección de los monos como guardianes se debe a que el volcán se formó en el año del mono.
A partir de esta altura, comienza el parque nacional, donde viven osos, ciervos y zorros, entre la variedad de especies que pueblan las laderas del monte Fuji.
Hay un dicho japonés que dice “Un hombre sabio sube el Monte Fuji una sola vez, y solo uno estúpido lo hace dos veces”