La increíble aventura de cruzar la Cordillera de los Andes en bicicleta

Cruzar la Cordillera de los Andes en bicicleta es una experiencia que combina desafío físico, conexión con la naturaleza e historia viva, convirtiendo cada kilómetro en una aventura inolvidable.

3 bicicletas con 3 personas en una parada del recorrido mirando un lago
Cruzar los Andes en bicicleta es una experiencia única que combina aventura, naturaleza y desafíos físicos.
Actualizado: 8 de septiembre de 2025

Cruzar la Cordillera de los Andes en bicicleta es un sueño de todo ciclista. Atravesar la majestuosa Cordillera en bicicleta no es solo un viaje, es una travesía épica: paisajes de película, senderos desafiantes y una oportunidad inigualable de conectar con la montaña.

Existen 43 cruces de la cordillera desde Argentina a Chile, y cada uno diferentes niveles de complejidad. El paso Sico, en Salta, alcanza los 4578 metros sobre el nivel del mar; en cambio, en el paso Dorotea, en Santa Cruz, el punto máximo es de 605 metros.

Bicicleta con mochila y bolsos estacionada frente a uno de los 7 Lagos en Argentina
Existen 43 cruces de la cordillera desde Argentina a Chile, cada uno con diferentes niveles de complejidad.

Cruzar la Cordillera de los Andes en bicicleta

No se trata de subestimar los cruces porque cada uno tiene sus propios desafíos, ya que no solo hay que considerar la altura; también hay que tener en cuenta el clima, temperatura, lluvias, viento, caminos... Pero al menos a uno nos tenemos que animar si amamos la bicicleta y la aventura.

Dos ciclistas bajando una cuesta en la cordillera
Cruce de los Andes en bicicleta.

Cruce Andino: Desafío y Belleza

El recorrido más popular parte desde Bariloche y atraviesa lagos, bosques y pasos históricos como Pérez Rosales o Cristo Redentor, exigiendo buen estado físico y preparación previa.

La dificultad del cruce oscila entre media y alta, dependiendo del trayecto y las condiciones climáticas, con tramos de ripio y ascensos que superan los 3.800 msnm en algunos pasos.

Cada itinerario es una oportunidad para disfrutar la inmensidad de la montaña, descubrir ecosistemas andinos y vivir la emoción única de cruzar una de las fronteras naturales más imponentes del continente

Las principales empresas ofrecen cruces de una semana a todo mountain bike por el fascinante cruce Pérez Rosales, pasando por los lagos Nahuel Huapi, la laguna Frías, el lago Todos Los Santos y el Llanquihue, que fascinan con su color, transparencia e inmensidad.

 La consigna es unir San Carlos de Bariloche, con la ciudad de Puerto Montt en  Chile

En este circuito se visita el volcán Osorno, un poco en bici y otro poco con trekking, hasta la cumbre, 2.562 m.s.n.m. Desde allí se alcanza a ver toda la cordillera de los Andes y el inmenso lago Llanquihue, que luego se rodea para llegar al volcán Cabulco, de 2.015 m.s.n.m.

ciclista descansando y tomando agua frente a un lago
Sentarse frente a un lago entre montañas es una experiencia increíble.

El primer día se visita una bicicletería en Bariloche para hacer el control de las bicicletas. Hay una charla técnica e información sobre el recorrido.

Si se toma esta excursión, esa noche se cena con muchos carbohidratos, un poco de vino y a prepararse.

A la mañana siguiente hay un traslado hasta Puerto Pañuelo, donde se embarca en el catamarán que cruza el lago Nahuel Huapi. De ahí se pedalea un poco hasta la laguna Frías, donde se vuelve a embarcar para cruzar el espejo de agua.

ciclista frente a un lago y montañas

Ahora sí: a las bicicletas y a realizar el auténtico cruce de la cordillera de los Andes, haciendo previamente los trámites en las aduanas de Argentina y Chile para poder seguir a Pehulla. Falta subir ahora a un catamarán para cruzar el lago Todos los Santos y desembarcar en Petrohué, donde se vuelve a subir a las bicis por última vez en el día hasta llegar a Ensenada.

Al día siguiente se sale con dirección al volcán Osorno. Una subida fuerte y sostenida hasta llegar al refugio Teski Club, donde llega el merecido refrigerio. Ahí se dejan las bicicletas y comienza el trekking hasta la cumbre, que se encuentra a 2.562 m.s.n.m.

Luego de hacer cumbre se regresa al refugio, donde tendrás una auténtica cena chilena, con salmón del Pacífico. Luego una buena ducha de agua caliente.

ciclistas recorriendo una ruta asfaltada

Al día siguiente, el descenso del volcán es adrenalina pura: trece kilómetros de vértigo y emoción. Al terminar la bajada, se empieza a rodear el inmenso lago Llanquihue con dirección a Frutillar. A los pocos kilómetros se pasa por el pueblito de Cascadas.

El camino sigue y se interna en hermosos paisajes con casas e iglesias de madera de principio del siglo XX. Muy pintoresco. Se llega a Puerto Octay para almorzar y después de un descanso, se continúa hacia Frutillar.

En Frutillar comienza el último día de pedaleo, con destino a Puerto Montt, que es una ciudad muy grande con salida al océano Pacífico, inmensas tiendas comerciales, variedad hotelera y una gran oferta gastronómica. Su especialidad: los frutos de mar.

Para cerrar esta gran excursión del cruce de los Andes, nada mejor que una cena con comida típica chilena, buen vino y un buen descanso.

Recomendaciones y datos prácticos

  • Es fundamental elegir zonas acordes al nivel propio: los pasos como Samoré, Icalma y Pérez Rosales son accesibles para ciclistas en ascenso.
  • El viaje requiere preparación logística y física: verificar horarios, clima y equipamiento, además de cuidar el ritmo para disfrutar la experiencia sin riesgos innecesarios.
  • El cruce puede realizarse durante todo el año, pero las lluvias y vientos en otoño-invierno aumentan la exigencia.
  • Cruzar los Andes en bicicleta es mucho más que una hazaña deportiva: es dejarse transformar por el entorno, por la historia y por el propio esfuerzo.

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