Desde una remota porción del Atlántico sur, el nombre de Annobón resuena por primera vez en la política argentina. Esta pequeña isla africana, olvidada por muchos mapas y aislada de las rutas internacionales, lanzó esta semana un insólito pedido: convertirse en un estado asociado a la República Argentina. El anuncio lo hizo el primer ministro annobonés, Orlando Cartagena Lagar, en Buenos Aires, con una bandera clara: asistencia humanitaria y una segunda oportunidad histórica.
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Un rincón africano con pasado virreinal
Annobón es una isla volcánica de apenas 17 km², ubicada a unos 600 km de la costa de Gabón, en el Golfo de Guinea. Perteneciente oficialmente a Guinea Ecuatorial, es la única isla de ese país situada en el hemisferio sur. Su capital es San Antonio de Palé, y junto al poblado de Mabana, completan una geografía marcada por playas vírgenes, selvas espesas y un profundo aislamiento.
Lo que une a Annobón con Argentina va más allá de lo geográfico. Cartagena Lagar recordó que la isla, colonizada por los portugueses en el siglo XV y luego cedida a España en 1778, fue parte —aunque brevemente— del Virreinato del Río de la Plata. Esta conexión colonial, según las autoridades de Annobón, justifica el pedido de asociación: "Fuimos parte del mismo territorio. Hoy pedimos auxilio a la Argentina, nuestro país hermano", declaró el primer ministro.
Sociedad olvidada y clamores de auxilio
Annobón cuenta con unos 5.200 habitantes, descendientes en su mayoría de africanos esclavizados por los portugueses y llevados a la isla. Esta población, conocida como los “forros”, desarrolló una cultura única que mezcla raíces africanas con la influencia hispánica. Su idioma oficial es el español, aunque se habla también el annobonés, una lengua criolla derivada del portugués.
Aislada y con escasas conexiones marítimas, la isla enfrenta carencias estructurales graves: falta de agua potable, cortes constantes de electricidad y un sistema de salud deficiente. A esto se suman, según denuncian sus líderes, represiones políticas y violaciones de derechos humanos por parte del gobierno de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial.
En 2022, Annobón declaró su independencia, un gesto simbólico que no fue reconocido por ningún país. El pedido a la Argentina representa una estrategia para ganar visibilidad internacional y asistencia frente a su crisis humanitaria.
Una propuesta insólita con aroma estratégico
Aunque el pedido suene descabellado, Annobón no solo busca lazos culturales con Argentina. Su posición en el Atlántico la vuelve clave en rutas marítimas internacionales, y su territorio guarda recursos naturales como pesca, minerales y biodiversidad.
De hecho, desde Annobón se sugirió que la Argentina podría instalar en la isla una base científica o logística con fines humanitarios, o incluso proyectar cooperación internacional en temas como la salud, la educación y el medio ambiente. Para la Argentina, esto podría implicar una presencia institucional en África, consolidando una inédita proyección tricontinental: América del Sur, la Antártida y África.
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Un tablero diplomático delicado
Pese a la curiosidad que despierta, la solicitud de Annobón también abre interrogantes complejos. ¿Qué consecuencias tendría para Argentina involucrarse en una región con tensiones políticas internas? ¿Podría afectar su posición en foros como la ONU, especialmente respecto al apoyo africano en el reclamo por Malvinas?
Por ahora, el gobierno argentino no emitió ninguna respuesta oficial. Sin embargo, la delegación annobonesa fue recibida por legisladores y referentes de derechos humanos, lo que indica que el tema está al menos en evaluación.
Mientras tanto, la historia avanza por senderos inesperados. Un rincón africano busca cobijo bajo la bandera argentina, apelando a un pasado compartido y a un presente que necesita ayuda urgente. Y aunque la viabilidad diplomática de su pedido es incierta, Annobón ya puso su nombre sobre la mesa. La pelota, ahora, está del lado argentino.
