El mítico volcán Lanín es uno de los macizos andinos más atractivos y desafiantes de la Argentina. Sudamérica tiene montañas icónicas como el Aconcagua, El Tronador, el Fitz Roy o el Torre, pero sin duda el ascenso al Volcán Lanin ocupa un lugar muy especial en el corazón de todos, pues para la gran mayoría es el primer gran coloso al cual enfrentarse.
Es además, aunque no te hayas percatado de ello, seguramente la primera montaña que dibujaste en la escuela: el típico cono con nieve en la cumbre.
Con sus 3.776 metros de altura, la travesía es de dificultad técnica media, pero exigente desde el punto de vista físico, por lo que los expertos la recomiendan sólo para gente con buen estado físico o entrenamiento específico para este tipo de actividades
La ventaja de no generar graves consecuencias por el mal de altura y tampoco demandar conocimientos previos de manejo de cuerdas y escalada técnica, permite que cualquiera que se lo proponga, que tenga el entrenamiento necesario y sea guiado, logre su cumbre.
Ascenso al Volcán Lanín
Todo comienza en el paso Tromen, donde se hace el rápido trámite de registro en la oficina de Parques Nacionales, que habilita la escalada. Luego se toma una huella vehicular, que sale detrás del edificio de Gendarmería transitando por un bosque de lengas, que permite ahorrar unos cuarenta minutos de caminata hasta la base propiamente dicha.
Leé también: Vacaciones en el sur de Argentina: rincones encantados de la Patagonia
Una vez en ella, se comienza a caminar hacia la denominada Espina de Pescado, una morena glaciaria que forma como una costilla, elevándose hasta los 2.450 metros de altura, donde se encuentra el refugio del RIM (Regimiento de Infantería de Montaña) con capacidad para una docena de personas.
Leé también: Fotos premiadas de la Patagonia argentina y del mundo
Pronto se ven también pequeños los lagos argentinos y chilenos, como Tromen, Quillen, Huechulafquen, Epulafquen y Paimun, además de la ruta provincial 60 que en Chile es la ruta nacional 199.
El primer día se cena temprano y se duerme desde las 19, para poder levantarse entre las 2 ó 3 y retomar la caminata rumbo a la cima, aún de noche.
A partir de los 2.600 metros hay hielo y es necesario calzarse los grampones, en tanto se pueden registrar nevadas más arriba según el clima del día, que suele ser cambiante en la altura.
Leé también: Turismo aventura en Aysén: un paraíso escondido en el sur de Chile
La última jornada, los tramos a caminar son más extensos y se comienza en la oscuridad, pero al llegar a los 3.000 metros los valientes montañistas son encandilados por el sol naciente, en un amanecer increíble.
Leé también: Viví El Chaltén: capital nacional del trekking en Santa Cruz
El momento de pisar la cima es mágico. A lo lejos, todo el denominado Cordón de Fuego del Pacífico engarza una vista inolvidable de todos los volcanes de la región.
Debajo, los espejos de agua se empequeñecen, y la Naturaleza toda aparece en su máximo esplendor. Una privilegiada vista panorámica de 360º los dejará sin palabras.
Luego de las infaltables fotos que retraten ese único momento, será el momento de emprender el regreso.
Cuando se puede hacer?
La temporada de ascensos comienza en Octubre y termina en Abril.
Existe la opción de hacerlo fuera de esas fechas, pero deben ser como mínimo 2 personas. También existe el servicio privado. Este servicio es personalizado, con fechas puestas por el cliente, pero a un valor significativamente superior.
Quines pueden subir?
Personas de entre 15 y 70 años con el entrenamiento previo necesario. Sin embargo menores de 21 deben venir acompañados por alguno de sus padres y autorización firmada ante escribano o juez de paz. Mayores de 55 años, deben tener experiencia previa en actividades de montaña, trekking o actividades similares.
