Six Flags America, uno de los parques temáticos más emblemáticos de la región metropolitana de Washington D.C., bajó el telón después de más de medio siglo de funcionamiento. Su última jornada estuvo llena de emoción y nostalgia para los visitantes que quisieron despedirse de un espacio que se convirtió en un símbolo del entretenimiento familiar en la costa este de Estados Unidos.
El parque abrió sus puertas por primera vez en 1974 bajo el nombre The Wildlife Preserve, un safari en automóvil que ofrecía una experiencia diferente para la época. Con el paso de los años, el lugar fue transformándose hasta convertirse en un complejo de atracciones con más de un centenar de juegos mecánicos, espectáculos y toboganes acuáticos. En 1999 adoptó oficialmente la marca Six Flags, consolidándose como uno de los destinos preferidos por locales y turistas.
El cierre fue confirmado por la propia compañía, que explicó que la decisión forma parte de un proceso de reestructuración destinado a mejorar la situación financiera del grupo. De acuerdo con el presidente y director ejecutivo, Richard A. Zimmerman, tanto Six Flags America como Hurricane Harbor ya no se alineaban con la estrategia de crecimiento a largo plazo.
“Después de evaluar distintas alternativas, concluimos que vender la propiedad para su reconversión representa la mejor opción para generar valor y retorno a los inversores”, expresó Zimmerman en un comunicado oficial.
El anuncio también precisó que los alrededor de 70 empleados permanentes del parque recibirán las indemnizaciones y beneficios correspondientes según las políticas vigentes de la empresa.
En sus redes sociales, Six Flags America se despidió con un emotivo mensaje dirigido a sus seguidores: “Gracias, fanáticos de Six Flags America, por 50 años de diversión familiar. Siempre atesoraremos los recuerdos que construimos juntos”. La publicación fue acompañada por miles de comentarios de exvisitantes y exempleados que expresaron su tristeza ante el fin de una era.
Durante décadas, el parque fue una parada obligatoria para familias y amantes de las montañas rusas. Su cierre deja un vacío en la historia del entretenimiento estadounidense, marcando el fin de un capítulo que acompañó a varias generaciones de niños, jóvenes y adultos en la capital norteamericana.
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