El café llegó a Francia a mediados del siglo XVII. Procedente de Egipto arribó al puerto de Marsella y desde ese momento hasta nuestros días, la moda del café literario ha estado viva en París.
Dificilmente exista otra ciudad con tantos cafés hemosos y famosos. En Paris los cafés son lugares importantes para la vida social de los parisinos.
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Por los cafés de París han desfilado artistas como Salvador Dalí, escritores como Ernest Hemingway, intelectuales como Jean-Paul Sartre y cantantes como Josephine Baker. También en los cafés de París fue donde se gestaron grandes ideas revolucionarias.
Algunos cafés de París que se deben visitar
Café Procope
El Café Procope es el más antiguo de París y el primer café literario. Fue también cuna y testigo de la Revolución Francesa y supo sobrevivir a las turbulencias que entonces asolaron París.
Vio nacer la enciclopedia de Diderot y D’Alembert y los primeros capítulos de la Constitución Americana escrita por Benjamin Franklin. Entre sus clientes habituales: Molière, Musset, Verlaine, Georges Sand, Diderot, Rousseau, Danton, Marat, Voltaire.
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Este lugar que se conserva tal y como se creó, sigue recibiendo a nuevas glorias, curiosos y contemporáneos pensadores que conviven con viejos fantasmas cuyos espíritus no parecen querer abandonar el lugar.
Los pensamientos de Rousseau aparecen grabados en las paredes de los diferentes salones, como si el filósofo hubiera intuido que el café perduraría en el tiempo.
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El despacho de Voltaire, intacto, ocupa un lugar preferente entre la escalera de acceso y la entrada a los comedores. Un lugar privilegiado para que su alma analice la nueva sociedad y escriba nuevas críticas llenas de la ironía que le caracterizó.
Estar en París y no visitar el Procope constituye históricamente hablando casi una herejía
Para visitarlo hay dos accesos:
- El principal se encuentra en el número 13 de la rue de l’Ancienne Comédie, a unos pasos de Odéon y de la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés
- También se puede entrar por una calle peatonal del pasaje Saint-André. En este pasaje, lleno de cafés y tiendas, encontrarás restos de lo que se considera el muro más viejo de París, se trata de la muralla de Felipe Augusto, erigida a principios del siglo XIII: lo encontrarás sobre el nº 4, cuidado con el adoquinado del suelo que es original. Este es un bellísimo pasaje.
El Mayo Francés
Todavía es posible tomarse un café o refresco en alguno de los centros intelectuales de antes, durante y después de esas convulsas semanas.
Hay muy pocos movimientos políticos o artísticos en Francia que no se hayan desarrollado en un café y el Mayo del 68 no podía ser diferente
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En el número 166 del bulevar Saint-Germain está La Rhumerie y a pocos pasos, en la esquina con la plaza Saint-Germain-des-Prés, está Les Deux Magots, que hasta hoy vive del glamour que le proporcionaron dos de sus clientes asiduos, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir.
A su lado, el no menos literario café De Flore también visitado por la pareja.
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Enfrente la Brasserie Lipp, restaurante favorecido por la alta política, desde Georges Pompidou, primer ministro en el convulso 1968, a François Mitterrand o Jacques Chirac.
A unos minutos, Le Basile (34, Rue de Grenelle), café preferido de estudiantes y profesores de la facultad donde se educa a la élite política del país, Sciences Po.