Bucarest, capital de Rumanía y centro comercial y cultural del país, en los últimos años ve con alegría que el número de turistas que la visitan aumenta de forma permanente e importante.
Aunque no es todavía un lugar que circula por las revistas de turismo, tras la entrada de Rumanía en la Unión Europea, Bucarest se encuentra en un periodo de esplendor y se ha convertido en uno de los puntos de referencia del sureste de Europa.
La capital rumana es una ciudad elegante y señorial que conserva gran parte de los bellos edificios de principios del siglo XX, que le brindaron el apelativo de “La Pequeña París”.
Arco del Triunfo: es el símbolo arquitectónico de la “edad de oro” de la arquitectura de Bucarest, y es el que le dio el apodo que hace referencia a París.
Está ubicado en la avenida Kisseleff y Esun paseo obligado para quienes quieran disfrutar de uno de los puntos más hermosos del centro de la ciudad.
Palacio del Parlamento: Es el edificio administrativo más grande de toda Europa y el segundo más grande del mundo. Esta colosal edificación fue construida durante el régimen comunista y podrás recorrerlo en las visitas guiadas que se realizan a través de sus 12 plantas, sus más de 1000 habitaciones y sus increíbles mosaicos, alfombras y lámparas de araña.
Parque Cismigiu: Ubicado en pleno centro de la ciudad, este parque consta de 17 hectáreas de jardines alrededor de un lago artificial. Es el centro recreativo más grande de la ciudad, y el lugar más buscado por poetas y escritores.
Ateneo rumano: Es un emblema de la cultura rumana y europea en general. Este edificio neoclásico fue construido en 1888 tras conseguir el dinero en una colecta pública y se ha transformado en un símbolo de la libertad de expresión.
Desde 2007 forma parte de la lista de interés del Patrimonio Europeo y actualmente se pueden disfrutar en él de diversos conciertos internacionales.
Distrito de Lipscani: es el lugar por excelencia para quienes quieran disfrutar de edificaciones medievales y renacentistas en la ciudad, como el increíble hotel Hanul lui Manuc.
La Corte Vieja: Fue construida en el siglo XV durante la época de Vlad Tepes, el Empalador (Drácula). Luego del incendio de 1718 y el terremoto de 1738 que sufrió Bucarest, este edificio dejó de usarse como corte.
Actualmente, en sus ruinas funciona un museo arqueológico de notable interés histórico para la ciudad. En la foto la estatua de Drácula.
La Iglesia de Stavropoleos: Esta joya arquitectónica ortodoxa rumana fue construida en 1724 y es una de las más antiguas de la ciudad. Su hermoso jardín y los frescos que la recubren merecen su visita de principio a fin.