"¿Por qué vinieron aquí?"
La pregunta se repitió una y otra vez, cuando visitamos una escuela o en el mercado, en conversaciones con empresarios, funcionarios del gobierno u organismos multilaterales. Estas preguntas no son inocentes, encierran un sentir colectivo. En Cote d’Ivoir, país castigado por guerras internas y extracciones diversas, la autoestima es baja. No hay grandes sitios turísticos que visitar, las rutas pueden ser un caos - nos tomó 6 horas hacer 200 km -, la infraestructura para los visitantes no siempre es amable, y los riesgos de contraer enfermedades siempre están latentes.
La pregunta volvió una y otra vez... ¿Por qué venir a este país que el mundo miraba con esperanza hace algunas décadas, como símbolo de cómo Africa occidental podría desarrollarse, y que hoy lucha por salir de las produndidades? Nuestra respuesta despertaba una sonrisa incredula: "Venimos a aprender".
Algunos datos de Cote d’ Ivoir
- La población creció en los últimos 5 años de 21,6 a 23,8 millones de habitantes.
- El PBI creció en 5 años de 31.000 MM a 36.000 MM U$S.
- El PBI per capita creció de 1450 a 1550 U$S/ capita.
- Crecimiento de la economía fue de entre 8 y 9% anual.
- Esperanza de vida: 50 años.
- Alfabetizacion: 43%.
- Gini 171 sobre 187 países.
- Penetración del teléfono: 95%
- Principales productos de exportación: 40% cacao, 10% frutas tropicales, 10%
petróleo y otros, como algodón, café y oro. - Importa petróleo, arroz y pescado, entre otros.
- Capital: Abidjan
¿Por qué son blancos?
En la escuela cerca de Korhogo, al norte del país, el profesor está enseñando el alfabeto y geografía. Nos recibe, nos presenta y les habla a sus alumnos: ¿tienen algo que preguntar? Una niña, entre tantas que nos tocan y toman de las manos, sin esperar nos pregunta "por qué son blancos". Nuestra respuesta es también espontánea: "No sabemos".
¿Podemos vivir y contar todas las historias? A veces las hay pero es preferible no saberlas o recordarlas. Los judíos tenemos experiencia en el tema. Los negros en América casi no recuerdan de dónde vinieron, pero gran parte de los esclavos salidos hacia América tuvieron origen en estas tierras. Desde fines del siglo XV, cuando Colón descubría América, portugueses, holandeses, españoles e ingleses, compraban personas para venderlas a las plantaciones de algodón, azúcar, tabaco o a las explotaciones mineras en Brasil y Estados Unidos.
Tampoco nosotros podemos contar toda nuestra historia: la población de Buenos Aires en esos tiempos era compuesta por un 30% de personas esclavas.
Actualmente, con la posibilidad de saber a través de la medicina personalizada la composición de nuestro ADN, muchos se sorprenden cuando descubren que hay un porcentaje pequeño de africano dentro de nosotros. Somos blancos pero, en nuestras profundidades, la madre Africa late.
Asomarse al horror de la esclavitud
“No mostramos ésto para dar lástima, lo hacemos porque queremos que los hombres aprendan y no se repita”, dice nuestro guía al finalizar la recorrida por el Castillo de Elmina. La recorrida permite experimentar, al menos en la imaginación, la más terrible tragedia que construimos los humanos: la esclavitud.
Calculan que entre 30 y 40 millones de personas salieron de Africa, preferentemente hacia América, entre 1500 y 1870. Cuba y Brasil fueron los dos últimos países en abolirla.
Los portugueses que se instalaron a fines del siglo XIV en la costa dorada, pretendían el comercio de marfil, oro o especias, pero luego descubrieron la “rentabilidad” de la trata de personas. Más adelante los holandeses, ingleses y otros paises europeos siguieron sus pasos.
Un entramado conocido, en esta parte de Africa, como “triangulo comercial", describe la dinámica de los negocios de esos tiempos: un flujo que unía a Europa, Africa y América. América demandaba esclavos para los cultivos de algodón, caña o tabaco que luego se enviaban a Europa para los crecientes consumidores de azucar, textiles o cigarros. Los paises europeos coordinaban las actividades, proveían esclavos, logística y financiación y, por supuesto, controlaban el “negocio” con sus propias fábricas en Europa.
También es cierto que se necesitaban colaboradores locales. Los jefes de las tribus aprovechaban y se sacaban de encima opositores, ladrones o simplemente eran socios partícipes de un negocio donde, a cambio, recibían algunos productos y “espejitos”.
Si bien la esclavitud fue una práctica común desde hace muchos siglos, el tamaño y la cercanía en el tiempo y en el espacio, hace a este proceso más presente y cruel
América es hija de la esclavitud de alguna manera, por ello nuestro compromiso
por la memoria debe ser mayor. Hay que estar atentos a las nuevas formas de
esclavitud que los hombres, con sádico ingenio y también con cierta dosis de
inconsciencia, logramos conseguir.
Somos pobres pero felices
Participamos en algunas ceremonias íntimas en las aldeas de los Senoufos del
norte del país, cerca del límite con Bourquina Fasso. Son simples y emotivas, la
comunidad toda participa. Se reúnen debajo de algún arbol y cantan melodías a
dos voces, con coros que responden sosteniendo el relato musical.
El ritmo lidera. En algunas ceremonias se suman los bailes de máscaras o los suaves movimientos de las mujeres que fluyen en medio de la intensidad rítmica. Luego hay tiempo para beber y reir.
Yaya, nuestro guía de Togo, remarca con cierto orgullo: “Somos pobres pero felices”. ¿Hay también resignación o ausencia de expectativas? No lo sabremos
La expectativa de los de aquí es tener una casa propia y un auto. Desde hace algunos años ven cómo sus vecinos o parientes que van a Europa vuelven más ricos y creen que, cruzando a Europa, también lo lograrán. Cuando tienen un problema, concurren a ver al Jefe que les da su consejo a cambio de algún dinero o favor.
Si bien hay católicos, crecen los cultos evangélicos. La población musulmana es significativa (20-30%) y también quienes siguen diversas creencias animistas, por
ejemplo la vudu, que puede convivir con las religiones monoteistas.
Creencias e instituciones
La tierras tienen dueños, el jefe de la comunidad sabe de quién es cada parte y, en
muchos casos, un contrato no formal lo certifíca. Estos derechos son reconocidos
por el Estado.
El jefe es elegido de diferentes maneras: sucesión de padres a hijos, elecciones o un pedido a los espiritus que definen entre unos 3 o 4 candidatos. En ceremonias se llena un recipiente por candidato y el que está más vacío es el elegido
Los ritos vudú son comunes y en ceremonias que suelen durar varias horas, bajo un ritmo
de tambores ensordeceror, los espíritus vienen a la tierra a través de las personas que están preparadas para recibirlos. Son el agua, el fuego, el sol o los animales los que envían las señales para que los humanos actúen.
Las tierras no necesariamente son producidas por los propietarios y, en ese caso, reciben un tercio de los ingresos generados. Los productos son mayormente el cacao, casava, café, banano o platano, que constituyen la base de su alimentación y economía familiar.
La vida transcurre en el mercado. Cada pueblo, más grande o más chico, tiene un espacio donde ocurren multiples transacciones. Los pobladores de las áreas rurales suelen caminar con sus productos por horas y esperan en el mercado hasta vender la totalidad de sus mercancías, pueden ser varios días.
Caminar dentro de las profundidades de los mercados es una experiencia casi “extrema” para nosotros. No hay cadena de frío y los procesos que desarrollaron son variados para "vivir" sin ella
Se vende el pescado disecado y ahumado, que luego se mezcla en una sopa que restituye su sabor y aroma. Los animales se venden vivos y se sacrifican en el momento. Hay peladeros de pollos o pavos activos, con un perfume a pluma quemada que impregna hasta los huesos.
La cebolla es su principal verdura. La procesan con gran habilidad, nos quedamos varios minutos viendo la artística forma de cortar una cebolla y hacer una deliciosa ensalada.
Las comidas incluyen una carne de pollo, pescado o roja -después de verla en el
mercado nos costaba mucho esta última elección- con un rico arroz o papas, más la
ensalada de cebolla, acompañado por el attoqui (casava) que nos llenaba de
alegría.
Se come con la mano derecha, haciendo una pasta con todo. La experiencia fue buena, nos gustó mucho comer con la gente del lugar y vivir momentos íntimos de su mundo gastronómico.
En Ghana el capitalismo comienza a fluir
Al llegar a Ghana, al cruzar la frontera, se percibe un orden diferente y también mayor riqueza. Ghana es proveedor importante de oro desde hace más de 400 años. Si bien las extracciones del mismo, especialmente en manos de los británicos desde el siglo XIX, luego de la guerra con los Ashantis, fueron importantes, el desarrollo comenzó a sentirse a partir de 1985, cuando comenzo un período democrático ininterrumpido a pesar de la inestabilidad institucional de la región.
A este período los Ghanenses lo llaman la 4º República y hay mucho orgullo por este proceso. Con renovaciones cada 4 años del presidente y una reelección permitida, se ha generado también un sistema de partidos políticos que da estabilidad al sistema. En la última elección hubo un cambio de partido en el poder y se logró pasar la prueba de la alternancia.
Se observan además inversiones extranjeras y varias empresas globales han elegido a Ghana para instalarse. Estas condiciones atraen la atención y “si hay que estar en Africa, primero hay que ir a Ghana”. Reciben por estas causas gran inmigración de los países vecinos y el crecimiento en la población es notable –12 % en 5 años-.
En Accra se ve aún más esta transición. Si bien continúan los problemas “africanos”, hay mayor acceso a bienes de consumo y la población extranjera que vive aquí está orgullosa de estos progresos y de ser parte.
Algunos datos sobre Ghana
- Población: 29 millones de habitantes
- PBI de 40.000 MM U$S
- PBI per capita alrededor de 1300 U$S/capita
- Crecimiento de la economía de entre 3 y 4% anual
- Principal producto de exportación: 35% oro, 25% petróleo , 18% cacao y frutas
tropicales.
Ashantis
Los Ashantis constituyeron un imperio que ocupo la mayoría del territorio de lo que es hoy Ghana. De fuertes tradiciones, fueron más conocidos por la resistencia que opusieron a los británicos a fines del siglo XIX. Se considera que murieron en esa guerra más de 2 millones de personas que enfrentaron las modernas armas de la época con flechas y lanzas.
En el territorio Ashanti, y más precisamente cerca de su capital Kumasi, están las principales minas de oro del país y de Africa. Su importancia continúa hasta estos días. El rey Ashanti es considerado más poderoso que el presidente de la nación y es recibido en todo el mundo como un verdadero monarca.
La contraseña es Messi
Para entrar a la aldea de los Senoufos hay que pasar varios controles policiales. Estuvimos cerca del límite con Mali, donde hay una guerra interna con Boko Haram. Hay controles propios de la comunidad, menos formales, donde la conversación era posible.
Nuestro guía les explicaba que éramos de Argentina, la tierra de Messi. Entonces las caras brillaban y las barreras desaparecían. Lo mismo ocurría en otras circunstancias donde se repetía “la contraseña”.
La imagen más popular es la del Che Guevara, nadie sabe que es Argentino y menos aún donde queda Argentina. Tampoco saben sobre el Che Guevara, pero es la imagen de una utópica revolución, de la esperanza, de un cambio
Nos preguntamos muchas veces cómo no aprovechamos estos “activos” para una mayor integración cultural con esta parte del mundo. Argentina tiene mucho para dar. No vimos, aún en las areas más pobres, gente con hambre. Mas aún, vimos mucha obesidad.
Comimos en lugares populares su misma comida, que es abundante. Yaya, nuestro guía, aclara: abundante pero de poca calidad, muchos hidratos de carbono (arroz, casava, pan y papa) y pocas proteínas. Hay niños de 10 años que parecen de 5 (no olvidemos que Belgrano medía 1,52 mts en épocas de falta de proteínas).
Argentina podría resolver estos temas proveyendo las proteínas vegetales y animales, y también transfiriendo tecnología y conocimientos para que las hagan por su cuenta
En Ghana hay un proyecto piloto para el desarrollo de las sabanas que piensan podría difundirse en todo Africa. La idea es transformar al continente no solo en autosuficiente en alimentos, sino que pueda exportar parte de ellos. Para Argentina sería la oportunidad de transferir know how, tecnología y bienes de capital y crear demanda para más diversos productos.
Todo por hacer
Las sensaciones son encontradas: aquí nada es posible, no se puede, llevará muchos años, no sabemos por dónde comenzar. Tambien es aquí donde hay todo por hacer: las oportunidades son inabarcables, cualquier mejora, aunque pequeña, podrá hacer mucho.
Sin embargo, el gran desafío del desarrollo de Africa es cómo será esa transformación. ¿Habrá algun orden? ¿Se respetará la cultura local y el interés de los que aquí viven?
Sin duda, el desafío requiere un alto nivel de participación y coordinación, y quizá no sean suficientes ni adecuadas las estructuras institucionales previstas en el siglo pasado.
El camino al desarrollo debería hacerse con las herramientas de una modernidad de frontera y la consideración protagónica de las culturas locales. Los gobiernos, organismos multilaterales, empresarios y líderes sociales deben innovar colectivamente para llegar rápido y bien.
La ausencia de estas ideas tienen el riesgo de configurar nuevas formas de colonialismo y esclavitud. La libertad es elegir y, antes de ello, tener las capacidades para poder hacerlo.
En las profundidades del planeta, donde habitan los más pobres, la humanidad sangra y padece pero también brilla con la esperanza de un mejor porvenir.