El Sena divide, acerca y acaricia a París transformándose en su columna vertebral. Las dos islas que ocupan el centro del río, la Île de la Cité y la Île Saint- Louis, son el corazón de la ciudad luz.
Las islas parisinas son dos de los espacios más agradables para pasear en París. Lo que los franceses llaman “flâner” significa caminar sin rumbo fijo.
La Île de la Cité o isla de la ciudad
Historia de la Île de la Cité
La tribu celta de los Parisii se estableció en la Isla en el año 200 A.C. Desde allí fundaron la ciudad llamada Lutecia (hoy París). Durante la Edad Media pasó a ser un centro vital para las reuniones de los intelectuales de toda Europa, que llegaban a Francia por sus escuelas-catedrales.
A lo largo de los siglos, la Île de la Cité ha tenido muchos cambios en cuánto a su arquitectura y servicios. Los más importantes fueron las que realizó el Barón Haussman, a mediados del siglo XIX, arrasando con una parte del Palacio de Justicia y la Catedral de Notre Dame, y muchas casas e iglesias pequeñas fueron derribadas, expulsando a 25 mil residentes de la Isla.
El cuartel de la Cité pasó a ser la Prefectura de Policía, se amplió el boulevard del Palacio y la plaza principal se agrandó 6 veces más luego de demoler el Hospital.
La Île de la Cité hoy
Es un paseo destacado dentro de París, ideal para los que quieren alejarse un poco del bullicio de la Torre Eiffel o los demás atractivos turísticos. Las tres edificaciones que datan de la época medieval y que aún siguen en pie en la Isla son:
- La Catedral de Notre Dame
- La Iglesia Sainte Chapelle
- La Conciergerie: residencia de los monarcas franceses entre los siglos X y XIV
También se pueden conocer en la Île de la Cité
- El Puente Nuevo
- El Palacio de Justicia
- El Hotel Dieu, el más antiguo de la ciudad
- La Prefectura de Policía
- El Tribunal de Comercio
- El Memorial a los mártires de la deportación
- El mercado de flores y pájaros
- La Rue Chanoinesse
- Las plazas Vert-Galant, Juan XXIII y Dauphine
Para poder ingresar a la Île de la Cité se puede optar por cualquiera de los ocho puentes que la comunican con el centro de París.
Desde la Rive Gauche, el Point Saint Michel, el Pont Au Double, el Petit Pont y el Pont de L'archeveché. Desde la orilla izquierda, el Pont au Change, el Pont Arcole y el Pont Notre Dame. El octavo y último es el Pont Neuf, el más antiguo de toda la ciudad y que sirve para unir ambas orillas desde la zona oeste.
Île Saint-Louis o Isla de San Luis
Es una de las dos islas que se ubican en el Río Sena en pleno centro de París. Están muy próximas con la Île de la Cité y se comunican mediante un puente. Por lo tanto, en una misma excursión se pueden recorrer ambas, junto al atractivo principal de la zona, la Iglesia de Notre Dame.
Historia de la Île Saint-Louis
La Isla de San Luis fue un asentamiento celta Parisii. El Rey Enrique IV redactó un plan para urbanizarla, pero el proyecto se detuvo al ser éste asesinado en 1610. Su hijo, Luis XIII vuelve a encargarse del tema y lleva ese nombre en honor a este Rey. Por mucho tiempo, fue lugar de pastoreo para ganado y un almacén de madera.
Este lugar insospechadamente hermoso comenzó a cambiar su rostro cuando se lo incluyó dentro de los planeamientos urbanísticos de la ciudad, a fines del siglo XVII.
En ese momento nace un sitio tranquilo, casi todo lo contrario a lo que ocurre en el resto de París.
La Île Saint-Louis hoy
La Isla de San Luis luce casi igual a como ha sido concebida cuatro siglos antes, si bien en el IX fueron añadidos cuatro puentes adicionales que conectan las orillas con la Isla de la Cité, con la Rue Jean y el Boulevard Henri IV.
Nueve de sus edificios han sido declarados monumentos históricos y casi 30 están en el inventario de edificios históricos. Actualmente, viven 2500 personas, y las construcciones son para la clase alta, tanto francesa como extranjera.
Muchos aristócratas se mudaron para disfrutar de los placeres de la isla. Numerosas celebridades han vivido allí: Camille Claudel, Léon Blum, Georges Pompidou, Georges Moustaki, Ernest Hemmingway, etc.
Esta isla es un oasis de paz y tranquilidad en el ajetreado centro de París. Tiene solo calles estrechas de adoquines de una sola vía, no hay estaciones de metro y solo dos paradas de autobús. La isla tiene un ambiente de pueblo pequeño y es difícil imaginar que se encuentre en el corazón de una ciudad cosmopolita y palpitante.
La mayor parte de la isla es residencial, salpicado de mercados, panaderías, fromageries, restaurantes, tiendas, cafeterías y heladerías.
Se puede caminar por las orillas del Sena, contemplar sus edificios y sobre todo, deleitarse con la majestuosa vista hacia Notre Dame.
En un paseo por la Isla de San Luis se pueden encontrar muy bonitos restaurantes y pequeñas heladerías para disfrutar de un helado.
Su calle central Saint Louis en l'Île, antaño fue refugio de familias aristocráticas y actualmente la encontrarás llena de tiendas de ropa y de diseño de vanguardia, de salones de té y de restaurantes donde cenar sin destrozar el presupuesto, como la Brasserie de l'Île Saint Louis, cuya terraza ha sido inmortalizada varias veces en el cine.
El mejor helado de París
Parece que Île Saint Louis es la capital del helado francés. Hay docenas de tiendas en la isla con la mayor concentración a lo largo de Rue Saint-Louis en l'Île. La mayoría incluye la palabra Berthillon en su nombre, pero solo hay un Berthillon original que muchos consideran el mejor helado de París (cerrado los lunes y martes).
Si lo que buscás entonces es un helado, te recomiendo el famoso Berthillion en la Rue Jean du Bellay y Quai D'Orleans.
La Île Saint-Louis es una de las zonas con la vivienda más cara de toda la ciudad, una zona céntrica donde hay poco tráfico, llena de tiendas de nivel, de boutiques y donde se respira una calma que parece la de hace siglos.
Los muelles que rodean la pequeña isla, a las 6 de la tarde se convierten en el mejor lugar para contemplar la puesta de sol. En uno de ellos, en el Quai d'Anjou, se encuentra la casa donde la escritora Camille Claudel, la amante de Rodin, tuvo su estudio y acabó enloqueciendo víctima de una sociedad que la censuró.