Trogir: la ciudad medieval más antigua del Adriático

Se encuentra a lo largo de una estrecha isla entre la parte continental de Croacia y la isla de Ciovo.

Actualizado: 12 de junio de 2020

La isla de Trogir es un ejemplo de convivencia entre turistas, ropa tendida y piedra con historia. Situada en la costa de Dalmacia o costa Dálmata, 28 kilómetros al oeste de Split, sobre la costa del mar Adriático, tiene una particularidad: es una pequeña isla de un kilómetro cuadrado y por su tamaño algunos vecinos dicen que sólo necesitan 700 pasos para dar una vuelta alrededor de la ciudad.

Trogir es la isla de los 700 pasos

Su villa fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1997. Este pequeño reducto isleño que se recorre en un suspiro, es uno de los complejos románico-góticos mejor conservados del Adriático y de toda Europa central. En un palmo de terreno se suceden las iglesias y los palacios románicos, góticos, renacentistas y barrocos.

Trogir, unida al continente por un puente, tiene más camas disponibles que habitantes.

En la época medieval, estaba protegida por la fortaleza de Kamerlengo en el extremo oeste. La fortaleza de origen veneciano sigue en su sitio, pero es incapaz de repeler el asedio de las hordas de turistas que verano tras verano invaden la isla.

La erótica de Adán y Eva

Una cita ineludible es la esplendorosa catedral de San Lorenzo, donde desemboca el laberinto de callejuelas.

A través de sus arqueadas calles llegarás a la plaza principal, la dedicada a Juan Pablo II donde se encuentra la Catedral, una joya única, pues combina el estilo románico con el gótico y posee uno de los portales esculpidos más hermosos, el de Adán y Eva, obra del maestro Radovan en el siglo XIII.

El pórtico románico fue tallado en el año 1240. Se trata de dos esculturas de gran tamaño de Adán y Eva semidesnudos como en el Edén que provocaron que se tapara hasta el siglo XIV.

En la misma plaza de la catedral se levantan el viejo palacio Cipiko, de estilo gótico veneciano, y la logia rematada por un campanario de 1471, que hacía las veces de tribunal, además de cárcel provisional y de sala de espectáculos, como en las ciudades del Renacimiento italiano.

Arte en las calles

Para acercarse a Trogir en verano desde la vecina Split, hay que madrugar. Esa es la única manera de evitar el tráfico y llegar sin atascos. Ese es el inconveniente. El beneficio consiste en que durante toda la estación se suceden los festivales callejeros, que incluyen conciertos de música clásica, obras de teatro, exposiciones en la galería Moderna y fiestas tradicionales como la Noche de los pescadores.

A lo largo del frente de agua, cafés, restaurantes y gente tomando el sol. Un autentico privilegio para los que tienen la suerte de navegar por el Adriático.

El casco medieval de Trogir se puede ver en menos de dos horas, pero se podría pasar allí un verano entero disfrutando de la brisa, el mar y de esos pequeños y preciosos rincones donde la piedra y la naturaleza son los protagonistas.

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