Esta maravilla francesa situada en el valle del Rin es una hermosa ciudad que parece salida de un cuento de hadas. Es un magnífico lugar para iniciar la ruta que te permitirá descubrir Alsacia, los Vosgos y la Selva Negra con sus bellísimas ciudades Friburgo y Baden Baden.
Su centro histórico se ubica en una isla rodeada por aguas fluviales dándole al conjunto una identidad fuerte. Encontrarás monumentos de interés diverso, principalmente la catedral de notabilísimo vigor constructivo. Desde muchos kilómetros Estrasburgo es visible por la altísima flecha de su catedral, de piedra rosada, imagen que demanda una preeminencia territorial.
El entorno de la catedral es fantástico para explorar el pasado de Estrasburgo, como la Mansión Kamerzell que data del siglo XVI y muchos otros edificios de gran belleza, entre los cuales destaca la Farmacia del Ciervo del siglo XIII.
En ese edificio de la plaza de la Catedral comenzó a funcionar, en el siglo XIII, la primera farmacia existente en la Francia actual.
Estrasburgo tiene otros muchos monumentos, aunque su atractivo más popular es la Petite France, uno de los rincones con más encanto y más hermoso de la ciudad, salpicado de románticas casas con entramado de madera de los siglos XVI y XVII, en colores blanco y negro, hoy reconvertidas en hoteles con encanto y restaurantes donde degustar la rica gastronomía alsaciana.
Declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1988.
La ciudad está volcada hacia el peatón y la bicicleta, por lo que el paseo por la misma resulta especialmente tranquilo. El ajetreo está en los canales.
Disfrutarás de sus tiendas artesanales, cafeterías y restaurantes, es un lugar tranquilo con un ambiente maravilloso.
