Río de Janeiro, la ciudad más turística de Brasil, perdió casi 100 millones de dólares en ingresos en los primeros meses de 2017 debido al rebrote de la violencia. Es una estimación que hace un estudio de la Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicio y Turismo (CNC). El monto representa el %42 del retroceso en la facturación del sector turístico de Río en los 4 primeros meses del año en comparación con el mismo periodo de 2016, según la CNC.
En total, la ciudad facturó 765,5 millones de reales (234 millones de dólares) menos entre enero y abril de 2017, el periodo que abarca el estudio, en relación con los mismos meses del año pasado. El economista de la CNC Fabio Bentes señaló que:
“El aumento de la criminalidad en Río de Janeiro contribuyó sobremanera a agravar la pérdida de dinamismo de ese sector (turismo) en el Estado“
Después de varios años de mejoras, la segunda ciudad de Brasil registra un fuerte incremento de la violencia desde el año pasado, sobre todo tras el final de los Juegos Olímpicos de 2016. Las fuerzas de seguridad reclaman por la falta de recursos, mientras que en los barrios más pobres, las favelas, aumentan los reportes sobre tiroteos y enfrentamientos entre grupos criminales y la Policía.
Prácticamente cada semana se informa de muertes de miembros de bandas y de inocentes que son alcanzados por disparos perdidos. Hace unos días causó conmoción la muerte de una niña de 10 años tras ser alcanzada por una bala perdida en su casa, en la convulsa zona norte carioca.
Los tiroteos afectan cada vez más también a los barrios más acomodados en la zona sur de la ciudad. Las decenas de favelas cariocas, ubicadas por lo general en los cerros, se extienden por toda la metrópoli, que alberga en su núcleo urbano a unos 6,5 millones de habitantes.
Varias favelas consideradas como pacificadas vuelven a tener problemas con bandas criminales que controlan el tráfico de drogas local y que a menudo se disputan el territorio entre ellas.
La violencia tuvo su auge en los años 90 y había retrocedido en la primera década de los años 2000, gracias a los programas estatales de pacificación. La crisis económica y los recortes provocaron, sin embargo, un rebrote de la violencia.
Fuente: Perfil