Marruecos es un país de contrastes donde se pueden encontrar las tradiciones más ancestrales de los países árabes junto a las más modernas costumbres occidentales, con los servicios de cualquier país europeo.
Es un país mediterráneo y sahariano, que clava sus raíces en África, pero sus ramas, hojas y frutos llegan a la vieja Europa
Elegir qué lugares visitar dependerá de tus gustos y de lo que hayas ido a buscar. Muchos viajeros buscan sol, playa y relax, otros buscan descubrir la apasionante cultura e historia que esconde Marruecos y otros buscan paisajes naturales, aventura y excursiones al desierto.
Dónde queda Marruecos
Se encuentra en África del Norte con costas en el océano Atlántico y en el mar Mediterráneo. Es un país seguro de gente amable, que en general respeta al turista, con autoridades correctas y educadas, pudiéndose visitar cualquier lugar con seguridad.
El único inconveniente son las numerosas personas que intentan vender artesanía u ofrecerse de guía. Hay que tener paciencia, tratarlos con educación y si se los quiere evitar, contratar un guía local cuando se visita alguna ciudad o monumento turístico, pactando las condiciones de la visita antes del inicio de la misma, sobre todo en lo que respecta a las compras en las tiendas de artesanía.
El sur de Marruecos se abre al desierto del Sahara, un lugar para experimentar la magia del fabuloso paisaje
Qué ver en Marruecos
Las 2 ciudades marroquíes más interesantes a nivel cultural son Marrakech y Fez. Son eternos rivales que se disputaron la capital del país durante casi 900 años. Cada una de estas ciudades imperiales requiere un mínimo de 2 días para recorrerla, si piensas ir menos tiempo es mejor elegir una sola y agregar alguna excursión en los alrededores.
Marrakech
La ciudad de Marrakech es la capital turística de Marruecos y sacudirá todos tus sentidos en su mezcla de tradición y modernidad.
Paseando por la plaza Jemaa El-Fna y los zocos con sus brillantes colores y olores orientales, la ciudad roja responde al deseo de un cambio de escenario. Paseos en carruajes de caballos, terrazas soleadas, artistas ambulantes y otras actividades diurnas y nocturnas marcarán tu estancia en Marruecos.
Podrás admirar toda la riqueza arquitectónica de la Medina visitando uno de sus numerosos riads, pequeños palacios orientales organizados en torno a un patio central, o podrás recargar las pilas en la Menara, un vasto jardín con una cuenca emblemática de la ciudad.
Sólo hay que dejar las murallas para sumergirse en el Marruecos contemporáneo. Los barrios de Guéliz y Hivernage ofrecen las más modernas infraestructuras, boutiques de lujo y tiendas de prêt-à-porter internacionales, así como amplias y aireadas avenidas; todo ello en consonancia con el carácter único de Marrakech.
Fez
La ciudad de Fez es la capital histórica de Marruecos. Declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1981, Fez ha conservado muy bien sus monumentos.
Fez irradia un aura singular. Es la ciudad imperial depositaria de trece siglos de historia marroquí.
Cruzar las murallas de la famosa medina de Fez distinguida por la UNESCO como de valor universal excepcional o pasear por las calles del distrito de Fez-El-Bali son imprescindibles del lugar.
En mayo, las plazas y callejones resuenan con música del mundo: el Festival de Música Sagrada del Mundo se celebra en la antigua capital imperial. Es, junto con el Jazz in Riads, uno de los principales eventos del calendario cultural de la ciudad.
Garganta del Dadés
Pero hoy queríamos contarte de una ruta escénica para hacer al menos una vez en la vida. Una colección de paisajes marcados por el tinte en rojo, es el tono que predomina en la zona de la Garganta del Dadés.
El Dadés es un río que atraviesa un desfiladero en el valle alto entre Boumalne, Dadés y Msemrir. La belleza de la garganta del Dadès hace que sea el destino predilecto de cualquier viajero, grandes cañones rocosos se levantan majestuosos, imponentes al paso de cualquier intruso, en una carretera zigzagueante que recorre grandes desfiladeros.
Una ruta escénica, entre acantilados, con el marco de montañas nevadas a lo lejos, y atravesando pueblos y construcciones históricas
La ruta de la Garganta del Dadés se encuentra en el Alto Atlas. Las curvas de la rocosa carretera del Atlas, son de un enorme atractivo para los amantes de la aventura.
El trayecto entre Marrakesh y el desierto es conocido como La ruta de las 1000 Kasbahs, y recorrerla saboreando estas maravillas, te llevará unos tres días como mínimo. Las kasbahs y los ksars son edificaciones de tipo defensivo características del Atlas.
La ruta es famosa no sólo por sus paisajes, sino también por sus habitantes, los bereberes, y especialmente por las kasbahs, estas ciudadelas fortificadas, situadas entre caminos sinuosos.
Es una ruta escénica de aquellas de las que hay que tomar nota “para hacer una vez en la vida”
La ruta del Dadés recorre el contorno del río que permite la existencia de culturas dedicadas a la subsistencia gracias a los cultivos, lo que ha sustentado un elevado número de kasbahs, un tipo de arquitectura defensiva en tiempos de guerras tribales, realizados con gruesas paredes y torres para vigilar en todos los ángulos.
Además, no será de extrañar encontrar pueblos nómadas en su vida tradicional, entre ellos, la tribu de los Ait Sedrat, viviendo junto a rebaños de corderos, cabras y camellos.
Sin duda, un paseo y camino para descubrir uno de los rincones más auténticos de Marruecos.