Los “castells” son torres humanas erigidas generalmente con motivo de la celebración de las fiestas mayores en ciudades y pueblos de Cataluña. Tradicionalmente, los “castells” se levantan en la plaza situada delante de la fachada donde se encuentra el balcón principal del edificio del ayuntamiento.
Colocándose sucesivamente unos encima de los hombros de los otros al ritmo de una tonada tradicional, los “castellers” forman torres humanas desde seis, nueve o diez pisos de altura.
Los “castells” son erigidos por grupos de gente, llamados “collas” de diferentes edades. Cada “colla” está integrada por entre 75 y 500 personas, llamados “castellers” y se diferencian por su indumentaria, y más concretamente por el color de sus camisas. La ancha faja con la que se protegen la espalda sirve también de punto de apoyo para los que van trepando hacia los pisos superiores de la torre.
La técnica se ha transmitido de generación en generación durante cientos de años. En el 2010 la Unesco los añadió a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La gralla (instrumento de viento tradicional catalán) y los tambores, comienzan a sonar. Tocan el “toc de castell”, la pieza más conocida que sirve de guía para los integrantes de la construcción. La melodía cambiará hasta que culmine la actuación.
Cinco robustos hombres forman la base, junto a la “pynia”, un grupo de decenas de personas que les dan soporte, si lo deseas puedes ser parte de ella, los más experimentados te irán dando instrucciones. Le sigue el “tronc”, formado por los pisos que se elevan a partir del segundo nivel con personas más esbeltas. Por último, la “pom de dalt”, formada por los tres últimos pisos de la torre, la conforman niños y niñas.
Desde el siglo XVIII, una de las tradiciones más arraigadas en Cataluña es la formación de castells (castillos en castellano), torres humanas de varios pisos
A menudo hay representaciones públicas durante las manifestaciones culturales de Barcelona y del resto de Cataluña.
Durante todo el acto, los espectadores gritan emocionados. A veces, las torres se desmoronan, y a pesar de los golpes y moretones, continúa siendo todo un espectáculo.