Las misteriosas líneas de Nazca construidas por dos culturas diferentes

Las más antiguas de estas figuras datan de hace casi dos milenios

Entre las poblaciones peruanas de Nazca y Palpa descansa uno de los más grandes misterios arqueológicos de todos los tiempos. Las líneas de Nazca en Perú aún siguen siendo un misterio, razón por la cual existen miles de personas que se preguntan e imaginan muchas cosas con respecto a estas figuras.

Líneas de Nazca

Son antiguos geoglifos ubicados dentro del desierto de Nazca que se destacan por estar compuestos por figuras que poseen diversos diseños dentro de la superficie terrestre. Estas formas pueden ser geométricas, zoomorfas y fitomorfas y se extienden sobre una superficie de 750 Km².

Las longitudes de estas impresionantes figuras oscilan entre 50 y 300 metros. El misterio de estos geoglifos radica en lo complejo que pudo significar hacerse desde el suelo, porque son figuras estilizadas y realizadas a un solo trazo. La UNESCO, en 1994, las nombro como Patrimonio de la Humanidad.

Desde que los arqueólogos empezaron a estudiar las figuras, en los años treinta del siglo XX, se han sucedido decenas de teorías sobre su creación, su significado y, sobre todo, su utilidad. Hoy sabemos con bastante certeza que los habitantes de la zona crearon los geoglifos retirando las piedras enrojecidas de la superficie para que se viera la arenisca blanca que se encuentra debajo.

Las figuras de Nazca fueron construidas por al menos dos culturas bien diferenciadas, con técnicas y simbolismos diferentes

Ni extraterrestres ni avionetas

En 1968, el escritor suizo Erich von Däniken publicó su libro Recuerdos del Futuro, en el que aseguraba que en la antigüedad el hombre había contactado con extraterrestres. Fue entonces cuando se popularizaron las líneas de Nazca y se asociaron a éstas todo tipo de fenómenos paranormales. En opinión de von Däniken, los geoglifos eran pistas de aterrizaje para las naves alienígenas.

Aunque la teoría no tenía ni pies ni cabeza, su libro fue un superventas y desde entonces la mayoría de la gente piensa que las líneas de Nazca sólo pueden divisarse desde las alturas, algo que es falso, pues todos los geoglifos pueden verse desde las colinas cercanas.

Historia y descubrimiento

Los primeros vestigios de la existencia de las líneas y geoglifos de Nazca se remontan al año 1547, cuando el historiador y cronista español Cieza de León contó que vio “señales en algunas partes del desierto de Nazca”. Con el pasar de los años esta afirmación fue olvidada hasta que, mucho tiempo después, fueron redescubiertos por los primeros aviadores peruanos de líneas comerciales.

El primer investigador que las estudio fue Julio César Tello, arqueólogo peruano que en 1929 describió este enigma como “carreteras sagradas”.

El estadounidense Paul Kosok, el mismo año, las interpretó como “un gran libro astronómico”.

Fue la arqueóloga alemana María Reiche Neumann quien realizó estudios a profundidad que explicaron las líneas y geoglifos de Nasca como un gigantesco calendario solar y lunar para los antiguos astrónomos peruanos, quienes las utilizaban para pronosticar cuál era la mejor etapa para cosechar y cuándo era temporada de lluvias.

Actividades

Sin lugar a dudas, para disfrutar y observar las Líneas de Nazca es preferible verlas desde el aire, espacio desde donde la perspectiva de las figuras es única e irrepetible. Para ello, el visitante puede realizar un paseo en avioneta.

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