Remontar el Río de las Vueltas, en la localidad santacruceña de El Chaltén, a bordo de un gomón que desafía las frías aguas y el viento gélido de la Patagonia, con el Monte Fitz Roy como mudo testigo y la atenta mirada de los cóndores, es una de las mayores experiencias de rafting para disfrutar en grupo de amigos o en familia.
Esta experiencia cargada de adrenalina -es rafting nivel 3, en un escala que va del 1 al 5- "se inició la temporada pasada (de octubre a abril) cuando fue realizada por 1.500 turistas, lo que fue considerado un éxito por los prestadores turísticos de la zona", manifestó la secretaria de Turismo de El Chaltén, María Pía García Venturini.
Este río, que une los lagos del Desierto y Viedma, se caracteriza por la tremenda mutación y aumento de caudal que sufre entre su naciente y su desembocadura. A ello se le agrega la gran pérdida de altura en su recorrido (256 m), lo cual lo vuelve bastante dislocado, con cascada que compartimentan las poblaciones de peces.
Es por ello que al principio, el recorrido es tranquilo, pero a medida que se avanza empiezan los rápidos de menor a mayor aumentando el vértigo, sorteando piedras, con la embarcación subiendo y bajando con fuerza mientras el viento cruza con fuerza sobre el río.
Pero no solo el deporte extremo puede practicarse en este lugar. El río de las Vueltas, también conocido como Gatica, puede dividirse en 3 tramos muy diferentes entre si: Superior, Medio e Inferior.
Las Vueltas superior, desde la boca hasta la confluencia con el arroyo Toro, es el más apropiado para intentar con mosca. A partir de aquí, los efluentes de los glaciares cercanos terminan por enturbiarlo.
Es en su sección Media e Inferior, con el aporte de los ríos Eléctrico, de Los Portones y Barrancas que se convierte en un amplio tubo de aguas turbias, plagado de curvas y brazos menores.