Hasta fin de año la ciudad costera de Puerto Madryn en Argentina, uno de los lugares elegidos por una enorme cantidd de animales marinos para acercarse a la costa vuelve a vivir su temporada de avistaje de ballenas, orcas, lobos y elefantes marinos, pingüinos y un centenar de otras especies de aves marinas.
Durante este período, los ejemplares de ballena franca austral se pueden avistar fácilmente desde la costa, frente a la playa o en el muelle de esta hermosa ciudad de la Península Valdés, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
Cada año, las ballenas francas australes llegan alrededor del mes de junio, buscando un ámbito tranquilo para reproducirse y el espacio propicio para sus crías.
Estos animales marinos son de cuerpo curvado y no presentan aleta dorsal. Los machos alcanzan hasta los 12 metros y las hembras adultas pueden medir de 13 a 16 metros.
Durante esta época, especialmente en los meses de la primavera que ya asoma por el hemisferio sur, los turistas pueden observar, a muy pocos metros de distancia las costumbres y los rituales de apareamiento de esta especie.
Completando este espectáculo natural único, la región chubutense de la Península Valdés propone también la posibilidad de pasar unos días en estancias de la zona disfrutando de los paisajes de la estepa patagónica y de las pintorescas localidades fundadas por los galeses en la desembocadura del río Chubut en el océano Atlántico.
Esto incluye días de campo con asado de cordero patagónico, alojamiento en hoteles temáticos y excursiones para descubrir fósiles en los acantilados.
Además de la ballena franca y la gastronomía característica a 170 kilómetros de Puerto Madryn, se encuentra el Área Natural Protegida Punta Tombo donde se localiza la colonia de pingüinos de Magallanes más grande de América, con casi un millón de ejemplares.
La Patagonia argentina abre la temporada y convoca a los amantes de la naturaleza a ser parte de momentos inolvidables.
