Caminos de grava en el centro de Les Lilas (pequeña comuna del Gran París). Una entrada negra y escarlata. Una puerta que se abre a un jardín espeluznante imitando un cementerio. Murciélagos de plástico, restos humanos unidos a los árboles como un presagio oscuro para los visitantes. Todo ésto funciona como una señal y una advertencia: estamos ingresando al “Museo de los Vampiros”.
Esta singular historia comenzó hace muchos años cuando Jacques Sirgent, un académico y excéntrico especialista de lo macabro pero muy bien informado, abrió "El Museo de los vampiros y criaturas de leyenda" como una manifestación visual de su investigación a fondo sobre el vampirismo, el esoterismo y el folklore occidental.
Toda una vida de recolección, traducción de textos raros y recopilación de información sobre la demonología sincrética y los dogmas que los generaron hicieron de Sirgent un narrador fascinante que pacientemente va a extrapolar para sus visitantes los cuentos de las misteriosas reliquias que contiene su gabinete de curiosidades.
Cómodamente sentado en un sofá de terciopelo carmesí, te sorprenderás con por la historia críptica de París y los cementerios donde los rituales vampíricos fueron una vez practicadas, la jerarquía cristiana medieval y su cruzada contra el pecado y la "brujería caníbal" o las supersticiones de los eternos no-muertos.
El museo es también una delicia pura para los ojos -kit de matar vampiros, muñecos de Drácula y libros antiguos que puedan convertirse en polvo si se los toca- un desorden alegre de arte, literatura y mitos populares que recuerdan que Carmilla, Vlad Tepes, y muchos otros, además de catalizar temores arcaicos, siguen siendo figuras celebres de nuestra modernidad.