El 25 de agosto de 1988, la ciudad portuguesa de Lisboa sufrió uno de los incendios más violentos de su historia.
En total, el “Fuego de Chiado” destruyó 18 edificios, así como muchas oficinas y propiedades residenciales.Hubo dos muertes y 73 personas heridas, la mayoría de los cuales eran bomberos que intentan contener el furioso infierno. Se estima que alrededor de 2.000 personas perdieron sus puestos de trabajo, ya que la actividad comercial se redujo significativamente.
En la secuela, el ayuntamiento invitó el arquitecto Álvaro Siza para desarrollar un plan maestro para la zona - un proceso que comenzó en 1989. Una de las restauraciones más inmediata fue la sustitución de las rutas peatonales entre Baixa y Chiado a través de las pasarelas de metales , evitando que el distrito se convierta en un sitio completamente aislado.
Durante más de una década, Siza ha estado al frente de una profunda restauración que ha visto como Chiado se transformó en una zona próspera y con creciente demanda de propiedades inmobiliarias.
El plan del arquitecto portugués se basa en generar rutas peatonales a través de la creación de dos patios que están dentro de los bloques de los edificios principales, la reapertura de este modo los antiguos vínculos entre la plataforma “baixa” y sus cerros vecinos. Su presencia restringe el tráfico y los estacionamientos vehiculares a través del rediseño del espacio público y la planificación de nuevas zonas comerciales. La revitalización también promueve la ocupación residencial, algo que faltaba en el momento del incendio.
Con el fin de hacer el área más accesible, una pasarela conocida como “La terraza Carmo” ahora conecta la remodelación uniéndose a un antiguo convento con la calle de abajo. Esta última entrega de arquitectura crea nuevas plazas públicas, con lo que el área entra en contacto con el entorno de la iglesia, y proporciona vistas hacia Rossio y el resto de Lisboa desde la plataforma elevada.
Para garantizar que la renovación no perturbe visualmente la historia que cuentan los edificios de la zona, Siza llevó a cabo un estudio de los métodos tradicionales de pavimentación de la época en la que fueron construidos esos edificios del barrio y de ese modo recubrió las superficies de la calles, así como de las veredas y los patios.
