Henry Ford II encargó en la década de 1960 un lugar que alojara a la fundación Ford. Para esto se diseñó un espacio altísimo e inspirador: un edificio transparente de vidrio, granito y acero. Sabemos que los secretos de Nueva York son muchos y uno de ellos es el jardín del atrio cerrado de 12 pisos, diseñado por Dan Kiley para ser la sede de la fundación.
Secretos de Nueva York
La gran manzana esconde pequeños y grandes espacios que aparecen cuando el viajero interesado va atento por sus calles. Hoy te contamos sobre un lugar en el que la arquitectura, mezclando oficinas privadas con un jardín público, buscó mejorar la vida cotidiana de los trabajadores.
Centro de Justicia Social de la Fundación Ford
Con más de 50 años de existencia, este edificio sigue siendo desconocido para muchos fanáticos de Nueva York.
Ubicado en el número 320 East 43rd Street, el Centro de Justicia Social de la Fundación Ford es un centro para el bien social y las personas que dedican sus vidas a lograrlo.
Hogar de la Fundación Ford y de tres organizaciones alineadas, el emblemático edificio cuenta con 7.525 metros cuadrados de espacio de convocatoria para el sector social, un hermoso jardín y una galería de arte abierta al público.
Oficinas alrededor de un altísimo y espectacular jardín, con una variedad de 40 especies de árboles subtropicales, enredaderas y arbustos que cubren cada rincón, revestido con granito gris-rosa Dakota, el edificio refinado y musculoso transmite una extraña combinación de pesadez y delicadeza, solidez y transparencia.
Cuenta además con espejo de agua y una fuente, cuyo sonido agrega un elemento adicional para los visitantes.
Su jardín, obra de Dan Kiley , era entonces algo nuevo, un trozo de edén en una ciudad que a muchos vecinos les parecía que se iba al infierno. Escribiendo en la revista Life en ese momento, el autor William Zinsser llamó a Ford “un acto de fe en medio de la ruina”.
En 1997 la Comisión de Preservación de Monumentos Históricos de la Ciudad de Nueva York lo designó monumento oficial, afirmando que el edificio ha resistido la prueba del tiempo como un espacio urbano innovador que capturó las aspiraciones de la misión de justicia social de la fundación.
Las plantas de interior de toda la ciudad perecieron cuando las oficinas cerraron en 2020 con la pandemia. Pero las del jardín acristalado del Centro de Justicia Social de la Fundación Ford lograron prosperar.
El edificio, incluido el jardín y galería, está abierto al público.