Turismo aventura en la reserva natural de los Esteros del Iberá, en el marco de las normas de seguridad sanitaria ante la pandemia, es la propuesta que hoy nos hace Corrientes. Una travesía de 65 kilómetros que en cinco días recorre los Esteros del Iberá en kayak, con pernoctación en islas y parajes en un estrecho contacto con la naturaleza y experiencias con lugareños.
Esteros del Iberá: aventura y mucho más
El itinerario comienza a pie en el portal Carambola, que se encuentra en el noroeste de los esteros, en Concepción del Yaguareté Corá, y tras pernoctar en un camping, la navegación empieza en el puerto Juli Cué para finalizar en el portal Capivarí, vecino a la ciudad de Mercedes, en el centro de la provincia y extremo sur de la reserva.
Entre ambos puntos se navegan el arroyo Carambolita, el río Carambola y las lagunas Medina y Trin, de escasa profundidad pero gran extensión, con más de 15 kilómetros cuadrados de aguas transparente, rodeadas de tierras firmes e islas de nutrida vegetación que albergan una variada fauna aérea y terrestre.
Para comer y pernoctar se hacen paradas en islas y refugios, donde se pueden disfrutar de pintorescos atardeceres en torno a un fogón o en parajes habitados por pobladores locales, donde se puede conocer su modo de vida, compartir actividades cotidianas y disfrutar de la gastronomía casera tradicional del Iberá.
En la isla del Disparo, Parques Provinciales de Corrientes inauguró recientemente una seccional, con instalaciones sanitarias, espacio para acampar y un quincho, todo de uso gratuito para los visitantes.
Esteros del Iberá
Los Esteros del Iberá conforman el mayor espacio de conservación de Argentina, con 700.000 hectáreas, de las cuales 550.000 son Parque Provincial y 150.000 (donadas por la fundación Rewilding Argentina) son Parque Nacional, y la travesía se desarrolla en ambos espacios, entre los cuales no hay división física.
La actividad es ideal tanto para los amantes del turismo aventura -del canotaje, en particular- como para los observadores de aves y fauna en general, ya que durante el trayecto pueden avistar grandes mamíferos terrestres, como el ciervo de los pantanos, carpinchos, zorros, corzuelas, y venados de las pampas.
También se ven fácilmente yacarés, ñandúes y boas curiyú, y con un poco de suerte algunos aguará guazús, gatos monteses, osos hormigueros y pecaríes de collar, además de numerosas y variadas aves, ya que en los Esteros se registran más de 370 especies.
Entre éstas se destacan algunas de gran tamaño como el tuiuiú, el jabirú, varios tipos de garzas, chajás, y otras pintorescas y singulares como los federales y el yetapá de collar, entre una infinidad de especies.
La actividad encaja perfectamente en los parámetros del nuevo turismo en cuanto a la seguridad sanitaria, ya que todo se desarrolla al aire libre, en tanto las pernoctaciones son en carpas individuales.
Sobre los requisitos para hacer una travesía a remo y trekking de 65 kilómetros, se requiere experiencia en la navegación en kayak, porque es una travesía de cuatro días, con un tramo de hasta 20 kilómetros de navegación en una jornada y se necesita buen estado físico.
Uno de los guías aclara que "no es recomendable para niños; nosotros recomendamos que sean jóvenes, adolescentes a partir de 12 o 13 años, que estén en condiciones de remar y estar cuatro días haciendo esta actividad, y tampoco sería muy recomendable para personas mayores de 70 años, por es esfuerzo físico y porque además es un lugar donde puede haber altas temperaturas".
Se refirió además a las posibles "condiciones climáticas adversas, ya que nos adentramos en un territorio natural muy salvaje, donde tenemos mucha presencia de insectos, por eso recomendamos que sea gente que tenga experiencia en el kayakismo y en este ambiente".
Todas las actividades, señaló se hacen con guías locales, baqueanos del lugar habilitados por Parques de la provincia, como es su caso a través de de la operadora Pura Vida Eco Aventura, quienes ayudan a los turistas "a vivenciar, conocer y estar en contacto con gente nacida y criada en el lugar y que conoce a la perfección el ambiente del Iberá".
En algunos parajes, como el Carambola y Medina, los turistas son atendidos por lugareños, lo mismo que en la isla del Disparo, donde los espera un hombre que vive hace 20 años en el lugar, "cuidando y preservando ese rincón del Iberá", comentó.